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Reportaje:LA CRISIS DE INTERNET

Desterrada

Telefónica sale al rescate de su filial de Internet, que llegó a valer en Bolsa como los grandes bancos

Terra es hoy un ídolo caído. Su historia, como la de todos los mitos, acumula excesos y miserias. En su momento de máximo esplendor, y aprovechando la firma del acuerdo estratégico entre Telefónica y el BBVA, en febrero de 2000, uno de los máximos ejecutivos de la filial bromeaba diciendo que al grupo no le hacía falta ese acuerdo, porque con lo que valía Terra en Bolsa podía adquirir el banco directamente.

Y es que Terra llegó a cerrar a 139,75 euros por acción (con cambios superiores a los 150 en algunas operaciones), lo que arrojaba un valor máximo de 38.000 millones de euros (6,4 billones de pesetas de entonces), superando a empresas como Repsol, Endesa o los principales bancos, pese a que sus ingresos no llegaban a 300 millones de euros y perdía el doble. Antes había batido todos los récords de la historia bursátil española. Fue la primera empresa en pérdidas que salió a Bolsa, para lo que se tuvo que cambiar incluso la legislación vigente y, en su primer día triplicó su cotización, obligando también a las autoridades a modificar las fluctuaciones máximas permitidas para un valor. Esa salida permitió también uno de los mayores pelotazos para sus máximos directivos (Juan Villalonga,Juan Perea, Martín Velasco, Pep Vallés, entre otros), gracias al generoso plan de opciones sobre acciones (stock options) y otros acuerdos vinculados a la colocación.

Batió todos los récords de la historia bursátil española y marcó un valor de 38.000 millones
La compra del portal estadounidense Lycos marcó también el comienzo del declive
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De ese imperio (bursátil) hoy apenas quedan las ruinas. Su capitalización apenas alcanza los 3.300 millones de euros. El valor se ha movido entre los cuatro y los cinco euros en los últimos meses para sus desilusionados accionistas, que llegaron a crear una asociación de damnificados de Terra y protestaron airadamente en la última junta poniendo en cuestión la gestión de Joaquim Agut. En el balance sólo se ven números rojos. Nunca ganó dinero en sus cuatro años de existencia, y en el último ejercicio arrojó unas pérdidas récord de 2.008 millones, casi cuatro veces más que sus ingresos.

La decisión que Telefónica hizo pública ayer supone, en realidad, la vuelta de Terra a sus orígenes antes de la locura.com: el seno de Telefónica. A finales de 1998, la operadora decidía dividir sus actividades en Internet en dos compañías diferentes: Telefónica Interactiva se dedicaría al mercado residencial y el llamado soho (small office home office, es decir, pequeñas oficinas y trabajadores autónomos), mientras que otra filial, Telefónica Data, estaba pensada para los grandes clientes y las pyme.

A finales del año siguiente, sin embargo, las valoraciones de las empresas de Internet estaban por las nubes. En 1999, las puntocom valían más en el mercado Nasdaq que todo el sector informático. Los gestores de Telefónica deciden entonces aprovechar la burbuja y sacar Interactiva a Bolsa. El proceso fue muy rápido. Primero, Telefónica cambia el nombre de Interactiva a Terra Networks. Después, vacía sus filiales latinoamericanas de los negocios respectivos de Internet y los incluye en Terra. Por último, se gasta unos 570 millones en comprar empresas. La compra más cara fue la de Olé!, un portal que habían creado Pep Vallés y Martín Velasco, por 18 millones.

Algunas de estas decisiones, tomadas con precipitación debido a la perspectiva del caramelo bursátil, le costarían a Telefónica varias demandas que aún colean por parte de los accionistas de la telefónica chilena CTC o los de Teknoland. El caso de Olé! también está en los tribunales ya que el portal, originalmente creado en el seno de la Generalitat, fue vendido a Vallés por 1.200 euros.

Quizá porque la euforia bursátil no se correspondía con el negocio real o, precisamente, para atizar aún más la caldera de la cotización, Villalonga diseñó una operación sin precedentes para una empresa española, acostumbrada a moverse en mercados de habla hispana: el 16 de mayo de 2000 se anuncia la compra del portal estadounidense Lycos por 12.500 millones de dólares, mediante un canje de acciones.

La escenificación del acuerdo, retransmitida en directo por la CNN, supuso el espaldarazo definitivo a una manera de hacer negocios basada en las grandes adquisiciones y el crecimiento por el crecimiento, sin importar el coste ni el sentido financiero de la operación, y que ha llevado a empresas del calibre de Vivendi o WorldCom al borde de la quiebra, cuando no a su desaparición.

Pero la compra de Lycos marcó también el comienzo del declive de Terra, que a finales de 2000 había perdido ya el 80% de su valor. La integración nunca funcionó, ya que quienes sabían gestionar empresas de Internet, los estadounidenses de Lycos, dependían de las decisiones de Madrid.

Además, Juan Villalonga, que siempre presumió de ser el padre de la criatura, había soslayado las patentes endebleces que presentaba el negocio de Terra gracias a la explosiva subida de las acciones. Dos meses antes de anunciar la compra de Lycos, Villalonga había depurado a toda la cúpula directiva de Terra, comenzando por Juan Perea, que le disputaba el protagonismo del milagro bursátil.

Villalonga asumió entonces personalmente la presidencia e hizo de Terra el principal laboratorio para sus suelos de grandeza. Además de Lycos, embarca a la filial de Internet en un acuerdo con el grupo alemán Bertelsmann y la hace entrar en el capital de Uno-e, el banco online del BBVA, socio y accionista de referencia de la operadora.

Ninguno de esos acuerdos sobrevive. Bertelsmann, tras recibir de Telefónica 1.600 millones de dólares por MediaWay, su filial de datos en Alemania, se desentendió de sus obligaciones. Se había comprometido a adquirir servicios de Internet y de publicidad a Terra por 1.000 millones de dólares hasta 2005, pero al final sólo invirtió 325 millones. Por su parte, el BBVA se acaba de comprometer a recomprar el 33% que aún conserva Terra en el Uno-e.

La dirección de la compañía también ha bailado en estos años. Además de la salida de Juan Perea, también han abandonado el barco Bob Davis, fundador de Lycos y Abel Linares.

Al final, Telefónica ha tenido que actuar de salvavidas. En febrero pasado, firmaba un acuerdo con Terra para inyectarle al menos 471 millones en los próximos seis años a cambio de que su filial le provea de sus necesidades de Internet. Tras una historia corta pero repleta de problemas, Terra es, de nuevo, una filial interactiva de Telefónica. Y sus acciones han pasado del boom al destierro de los mercados.

Imagen de la Bolsa de Madrid en el estreno bursátil de Terra el 17 de noviembre de 1999.
Imagen de la Bolsa de Madrid en el estreno bursátil de Terra el 17 de noviembre de 1999.RICARDO GUTIÉRREZ

El incierto futuro

Los empleados de Terra en España recibieron ayer con cierto alivio la noticia de la OPA. La situación en la compañía era de total estancamiento. La necesidad de lograr beneficio operativo ha provocado que esté disminuyendo sus gastos, pero también sus ingresos: vendió un 28,5% menos en el primer trimestre de este año respecto a 2003, una situación que un análisis de BNP Paribas califica de "dramática".

¿Cuál es el futuro de Terra? La mayor parte de los análisis realizados ayer apuntaban dos posibilidades. Una de ellas sería la venta completa de la compañía, aunque habría que buscar un comprador. Tiscali es la única empresa del sector en Europa que ha manifestado interés en adquirir empresas, aunque nunca ha hecho referencia expresa a Terra. Sin embargo, más previsible a corto plazo sería la venta de Lycos como portal independiente.

La otra posibilidad es que la matriz desmembre su filial. Telefónica se quedaría, así, con los negocios de Terra que le interesan (el acceso a Internet y el ADSL), y vendería o cerraría el resto de negocios. Algunas de las decisiones recientes de Terra apuntan en esta dirección. La empresa ha reducido al mínimo su plantilla en EE UU, y ha vendido sus filiales en Canadá, Corea y Japón. Está, además, deshaciendo algunas de sus joint-ventures (capital riesgo), como Atuhora, con TelePizza, o Emplaza, que creó con Meta4.

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