Perdón
Pido perdón a todos los voluntarios que con su esfuerzo y altruismo dejaron la confortabilidad de sus vidas para ayudar a limpiar nuestras costas, hoy merecidamente más suyas que nuestras. Solidaridad, generosidad..., todo eso os llevó hasta Galicia, todo menos el dinero, ese maldito dinero que compró la dignidad de muchos gallegos escupiéndola en votos. Por eso, cuando veo el resultado de las elecciones en Muros o Muxía me avergüenzo de ser gallega. Sé que muchos esperabais que castigáramos a los que nos abandonaron, mintieron y humillaron. ¡He aquí el castigo infligido, la recompensa para tanto despropósito!
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Archivado En
Últimas noticias
Lo más visto
- Europa entra en estado de alerta ante la embestida estratégica de Trump
- ¿Qué pasa si uno solo de los ganadores del Gordo de Villamanín decide denunciar?
- Los grandes derrotados del Gordo de Navidad de Villamanín, 15 jóvenes de entre 18 y 25 años: “Hoy hemos perdido amigos”
- El giro del PP con Vox: de prometer no gobernar con la extrema derecha a normalizarlo tras el resultado en Extremadura
- La larga sombra del hijo único: China paga con una crisis demográfica su mayor experimento social




























































