La demanda interna y la inversión mantienen un crecimiento del 2,1%

El producto interior bruto (PIB) de la economía española creció el 0,5% el primer trimestre del año sobre el anterior, con lo que situó la tasa interanual (de abril a marzo) en el 2,1%, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). Un aumento de la riqueza que se produjo por el tirón de la demanda interna (consumo e inversión), que ha aumentado en tasa interanual el 3%, mientras que el sector exterior (exportaciones e importaciones) restó 0,9 puntos a este crecimiento. Por sectores, la construcción empieza a mostrar síntomas de cansancio en la aportación al PIB que lidera el grupo de energía.

El secretario de Estado de Economía, Luis de Guindos, parecía asombrado por la positiva evolución de la economía española en el primer trimestre del año, cuyos datos calificó de extremadamente positivos. "Hemos crecido el 0,5% en el primer trimestre en un contexto muy complicado para las economías desarrolladas. Por ejemplo, en la zona euro el dato de crecimiento medio según Eurostat es el 0%. En tasa interanual, el aumento en España es del 2,1%, frente al 0,8% de Europa", apuntó.

De Guindos atribuyó esta mejor evolución de la economía española al equilibrio presupuestario, fruto del Pacto de Estabilidad que introdujo el euro; a las reformas económicas con una "economía más flexible", y, por último, a las reformas fiscales realizadas por el Ejecutivo en los últimos años.

Este crecimiento se sustentó en la demanda interna, que en tasa interanual aumentó el 3% y que respecto al trimestre anterior creció en dos décimas. Sus dos grandes apartados, el consumo y la formación bruta de capital fijo (inversión), tuvieron una positiva evolución en el primer trimestre del año. El consumo se situó en el 2,6% interanual, destacando el aumento de dos décimas hasta el 2,1% el realizado por las familias (en torno a los dos tercios del PIB) y en una décima el correspondiente a las administraciones públicas.

Respecto a la formación bruta de capital (inversión), se produjo un aumento interanual del 2,9%, cinco décimas más que en el último trimestre de 2002. En este apartado, la inversión en bienes de equipo tuvo una aportación positiva, con un aumento del 0,9%, tras siete trimestres de evolución negativa. Una inversión en bienes de equipo que, según Luis de Guindos, anticipa una mejoría de la economía. La inversión en construcción, aunque continúa siendo el apartado más importante, cayó en cuatro décimas respecto al trimestre anterior.

Aumenta el empleo

Este 3% de incremento de la demanda interna se ha visto disminuido por el sector exterior que, en su conjunto, ha restado 0,9 puntos, que explican ese 2,1% de aumento interanual hasta marzo. Las exportaciones de bienes y servicios aumentaron el 5,5%, cuatro décimas menos que en el último trimestre de 2002, mientras que las importaciones aumentaron el 8%, tres décimas más comparado con el trimestre inmediatamente anterior.

El empleo, medido en puestos de trabajo a tiempo completo, dio un brusco giro en el primer trimestre de este año. Se puso fin a la desaceleración que contabilizó en los dos periodos anteriores y creció el 1,5%, cuatro décimas más, lo que supuso la creación de 228.000 puestos de trabajo. Este mayor ritmo de avance obedece especialmente, según el INE, a la aceleración de empleo en las ramas industriales y de la construcción, con crecimientos del 1,3% y 1,7%, frente al 0,4% y 0,9% del trimestre anterior.

En cuanto a la distribución de las rentas, el INE destaca la aceleración de cuatro décimas en la remuneración de los asalariados, que creció el 6,5%. Este aumento supone un incremento del coste laboral por unidad de producto del 3,6%.

Respecto a la aportación de las distintas actividades en el PIB español, el sector agrícola y pesquero sigue restando riqueza, aunque mejoró en 3,1 puntos respecto al último trimestre de 2002, al ofrecer una cifra negativa del 3%. El sector construcción da muestras de una mayor debilidad como motor de la economía española con un 4% de aportación al PIB, frente al 4,9% del trimestre anterior. Una caída que también se ha producido en el sector energético, que figura con el 4,7% en primera posición dentro de los sectores productivos.

La actividad industrial continuó con su tendencia de mejora, con un aumento del 2% entre enero y marzo de este año, tres décimas más que al cierre de 2002, abandonando ya las cifras negativas de buena parte del pasado ejercicio. El sector servicios se mantuvo en línea con el dato precedente con el 2,2%.

El vicepresidente segundo y ministro de Economía, Rodrigo Rato, precisó que "lo más importante", sin duda, es el hecho de que "la economía española está acelerando su creación de empleo y se está consolidando su crecimiento positivo de la inversión industrial", lo que indica, añadió, "la fortaleza de nuestra economía".

El secretario de Política Económica del PSOE, Jordi Sevilla, señaló ayer que "no es un mal dato" la subida del 2,1% del PIB, pero instó al Gobierno a aprovechar este avance en mejorar el bienestar social y las prestaciones sociales que reciben las familias, así como la competitividad de las empresas. Converger en bienestar, según afirma Sevilla en una nota de prensa, exige medidas de apoyo a las familias que fomenten la natalidad y mejorar el poder adquisitivo de las pensiones, utilizando para ello el superávit de la Seguridad Social.

El sindicato Comisiones Obreras ve "positivo" el crecimiento económico del 2,1% en el primer trimestre confirmado en los últimos datos de Contabilidad Nacional, pero alerta del aumento del déficit con el exterior, que, dice, no es "nada recomendable", tras advertir, además, del "muy preocupante problema de inflación".

Desde la Unión General de Trabajadores (UGT) apuntaron que las cifras del PIB del primer trimestre muestran un comportamiento positivo de la economía española, aunque subrayaron que el crecimiento económico debe ser duradero y advirtió de la existencia de elementos preocupantes como la tendencia negativa del saldo exterior y las tensiones inflacionistas. A su juicio, estas tensiones están provocadas por los excesivos márgenes empresariales que lastran la competitividad futura de las propias empresas.