_
_
_
_
Entrevista:ÀLEX CORRETJA | Tenista | TENIS | Torneo de Roland Garros

"Necesito ser valiente para seguir o para dejarlo"

Por primera vez desde 1993, Àlex Corretja ha sido eliminado a la primera en el torneo de tenis de Roland Garros. Tras jugar dos finales, dos cuartos de final y una semifinal en las últimas cinco ediciones, el catalán (Barcelona, 11 de abril de 1974) atraviesa uno de sus momentos más difíciles y se plantea seriamente su futuro inmediato. Campeón del Masters en 1998 y de la Copa Davis, con España, en 2000 y medallista de bronce en dobles, con Albert Costa, en los Juegos Olímpicos de Sidney 2000, parece haber perdido el rumbo.

Pregunta. ¿Qué le ocurre?

Respuesta. Tras una buena temporada intentándolo, sacrificándome y trabajando, las cosas no me han salido como esperaba. Creo que la causa fundamental es que me están pasando factura tantos años de circuito, viajes, aviones, hoteles, entrenamientos... Me falta un poco de chispa y la fuerza necesaria para volver a ganar. Espero que sea algo pasajero, pero desde octubre de 2002 apenas he ganado y eso me quita confianza. No es como a los 15 años. Ahora cuesta más aceptar las derrotas. Son oportunidades que no vuelven.

"La derrota ante Kuerten en 2001 me afectó mucho. Además, logrados tantos objetivos, me falta ilusión"
Más información
Costa se salva de milagro

P. ¿Hasta qué punto le agobia una derrota como la parisiense?

R. Más que la derrota, me agobia el curso que llevo. Si pensara que el problema fue sólo ese partido [contra Galo Blanco], no me preocuparía. Es que ya son muchos los meses en los que no soy regular, no logro concentrarme, no tengo buena mentalidad... Era lo que me daba el éxito y me falla.

P. ¿El inicio de la zozobra?

R. Tras ganar la Copa Davis, sentí una gran satisfacción personal y pensé que había conseguido casi todos mis sueños. Pero lo más duro de asimilar fue la final que perdí ante el brasileño Gustavo Kuerten en Roland Garros en 2001. Tuve una buena ocasión y no la aproveché. Después sufrí un pequeño bajón del que me recuperé a medias en 2002, pero me cuesta tener de nuevo regularidad. Sin duda, aquella derrota me afectó mucho. Sobre todo, en las competiciones del Grand Slam.

P. Ha ido a peor cuando tenía su carrera bien afianzada.

R. Cada uno tiene su vida y su ilusión personal. De pequeño, siempre soñé con ser un top ten [uno de los diez primeros del mundo] y todo eso. Me da la impresión de que, al lograrlo, me sentí realizado. Puede que el empuje, la ambición y la ilusión que tenía por alcanzar esos objetivos haya disminuido. Hice un esfuerzo muy grande para llegar tan lejos: muchas horas de trabajo y sacrificios. Puedes hacerlo una, dos, tres veces, pero, cuando ya llevas cinco mil, cuesta comenzar de nuevo.

P. En ello debe influir el tener resuelto económicamente su porvenir y el estar casado y esperar una hija para julio.

R. Antes sólo me dedicaba a jugar. En mi cabeza no había nada más que el tenis. Ahora soy muy feliz en mi vida personal. Tengo todo lo que necesito: mi esposa, Marta; mis amigos... Todo esto es una motivación, pero, al tiempo, me da la seguridad y la tranquilidad de pensar que, si pierdo, no pasa nada. Sé que eso es mentira y me resisto a aceptarlo. Pero cada vez adquiere más fuerza el pensamiento de que he vivido muy lejos de mi casa, el de las personas y los momentos que me he perdido... Y se me pasa por la mente que, si me ocurre algo, habré pasado mucho tiempo sin los míos, sin compartir con ellos los mejores instantes. Es una evolución. Antes jugaba 32 semanas y ahora, si estoy fuera más de 20, me parecen muchas. Todo eso me crea dudas. Más que mi juego, me preocupa serenarme y aclarar qué es lo que quiero.

P. ¿Y qué es lo que quiere?

R. Ahora mismo, irme a casa y plantearme si quiero continuar haciendo el esfuerzo y el sacrificio que me exige seguir en el tenis o si ya no. Hasta ahora ha sido así. Si hoy pienso en la retirada, se me encoge el corazón y se me ponen los pelos de punta. Me parece imposible que deje el tenis. Pero es cierto que para seguir necesito encontrar alicientes, ilusiones y objetivos que me motiven.

P. Su clase sigue ahí.

R. De acuerdo. Me entreno bien y también gano partidos. Pero me cuesta concentrarme, motivarme, ilusionarme. Me ocurrió contra Galo. Pero no fue mi peor día del año.

P. ¿Cuál fue?

R. El que comencé a sentir dudas. Contra el argentino Guillermo Coria en Indian Wells. Perdí por 6-2 y 6-1 y desde entonces no entiendo nada. Las cosas comenzaban a funcionarme y, cuando pensaba que aquel partido me daría el ritmo preciso, me encontré con que mentalmente estaba fuera, desubicado, despistado, desconcentrado... Y comencé la temporada de tierra con muy poca confianza en mí mismo. No sabía si podría guantar los intercambios de golpes.

P. ¿Una cuestión física?

R. No. En ese aspecto estoy muy bien. Hice una prueba de esfuerzo hace dos semanas y el resultado fue mejor que a mis 24 años.

P. ¿Le puede ayudar el nacimiento de su hija?

R. No lo sé. Será una motivación. Pero puede llevarme a pensar que, definitivamente, lo tengo todo y a no moverme de casa. Tengo la suerte de que la gente que me rodea quiere que siga porque sabe que es lo que aún me hace feliz.

P. ¿Se ha visto fuera?

R. No sé qué haría sin el tenis. Ahora necesito tranquilidad y ser valiente tanto para seguir como para dejarlo. Lo más fácil sería decirme: "Ya he alcanzado mis objetivos y me retiro". Pero, en mi corazón, no quiero abandonar. Ahora pienso en lo que voy a hacer estos días. Estaré con mi esposa, descansaré, jugaré al golf... ¿Y qué más? Si yo siempre he estado en París hasta los últimos días... Hago cálculos y me quedan seis semanas para otro torneo. Creo que es la ocasión para irme a Wimbledon y prepararme bien para esa cita.

P. ¿Le divierte ya más el golf que el tenis?

R. No. Me lo paso bien con el golf, pero es sólo un rato. El tenis es aún mucho más importante.

SCIAMMARELLA

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_