Los sindicatos reconocen los problemas de las pensiones y proponen resolverlos con diálogo
Bruselas insta a los sindicatos a reformarse para representar a los trabajadores más débiles
Los sindicatos europeos deben adaptarse para representar a los trabajadores más desprotegidos. Con este reproche de la comisaria europea de Empleo y Asuntos Sociales, Anna Diamantopoulou, arrancó ayer en Praga el Congreso de la Confederación Europea de Sindicatos (CES). El próximo secretario general de la CES, John Monks, reconoció que existen problemas con las pensiones en Europa, pero apeló al diálogo para resolverlos. Monks señaló: "Queremos ver acuerdos, pero si no es posible, nos opondremos" a las reformas en marcha.
En el discurso de apertura de este encuentro, que elegirá como nuevo presidente al secretario general de UGT, Cándido Méndez, la comisaria europea se confesó inquieta por la pérdida de peso sindical en la sociedad e instó a la transformación de estas organizaciones. La responsable europea de Asuntos Sociales quiso imprimir un carácter crítico a su discurso, pese a reconocer la labor de los sindicatos en crear la identidad social europea.
"Tengo una inquietud sobre la relación de los trabajadores con el movimiento sindical", espetó Anna Diamantopoulou a los participantes en el congreso, representantes de unos 60 millones de trabajadores europeos de 34 países, afiliados a 78 organizaciones sindicales de todo el continente.
Con el argumento de que muchos autores actuales no citan a los sindicatos para hablar de la sociedad contemporánea, la comisaria reprochó a las centrales que hasta ahora sólo hayan representado a los trabajadores con empleo fijo y no a los más débiles. Dentro de este grupo citó a los inmigrantes, a los trabajadores temporales, a los que perciben bajos salarios, a los que sufren abusos... "Sabemos que las personas con menor ayuda son las menos representadas", indicó la comisaria europea, para pedir a las organizaciones allí reunidas que afronten el reto de modificar esta situación.
Diamantopoulou defendió la existencia de unos "estándares mínimos" de solidaridad que se deben mantener en Europa, a pesar de que en algunos países se están aplicando "reformas polémicas" del mercado de trabajo y de las pensiones, en una referencia implícita a las novedades que se están implantando en Alemania, Francia o Austria.
Reto de la ampliación
La comisaria pidió a los sindicatos que apoyen los procesos de ajuste que impondrá la ampliación europea de 15 a 25 países dentro de un año. Y cerró su discurso con una última advertencia al movimiento sindical: "Hay que tocar las campanas de alarma para responder lo más rápidamente posible a la necesidad de reforzar la identidad de los sindicatos europeos". La de Diamantopoulou se convirtió ayer en la única voz de la Comisión Europea, al no llegar al congreso el mensaje audiovisual de Romano Prodi previsto para la apertura. Fuentes de la organización lo atribuyeron a un fallo en el envío y aseguraron que las palabras de Prodi podrán escucharse durante la sesión de hoy.
Aunque ayer no era el día para abordar los debates más profundos sobre el futuro de la CES, también John Monks, que a partir del jueves será nuevo secretario general de esta organización, aludió a los problemas sobre el futuro de las pensiones. A preguntas de los periodistas, Monks admitió que el modelo europeo de pensiones, basado en el sistema de reparto, se enfrenta a diversos problemas, en especial el envejecimiento de la población. El próximo responsable de las centrales europeas, proveniente de la británica TUC, concedió la existencia de cambios, pero se mostró partidario de abordarlos desde el diálogo en lugar de imponerlos. "Queremos ver acuerdos, pero si no es posible, nos opondremos", señaló Monks, quien añadió que "las reformas en los sistemas de pensiones deben aplicarse mediante la negociación".
Las sombras del mercado de trabajo también planearon sobre el discurso del secretario general saliente de la CES, el italiano Emilio Gabaglio, que se retira tras doce años en el cargo. El objetivo comunitario que hace tres años se marcó la Cumbre de Lisboa de alcanzar el pleno empleo en 2010 ha quedado frustrado por la actual situación, próxima a la recesión y al aumento del desempleo. "Lisboa nos dio esperanzas, aunque hoy estamos en un callejón sin salida", reflexionó Gabaglio, que se mostró sorprendido ante la "inactividad de las autoridades europeas", entre ellas, el Banco Central Europeo.
Gabaglio aseguró que "el motor de acción" de la CES lo constituye la defensa del modelo social europeo, que ante el reto de la ampliación tendrá que mantenerse en sus aspectos fundamentales, al tiempo que deberá adaptarse a los cambios de ese proceso.
Sobre la fuerza de la Confederación Europea de Sindicatos en el mundo laboral, los responsables de relaciones internacionales de UGT y CC OO, Manuel Bonmati y Javier Doz, reconocieron que esta organización aún no es el sindicato europeo al que aspiran, aunque se felicitaron de los logros conseguidos hasta ahora en la representación de los trabajadores.
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