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Reportaje:ELECCIONES 25M | Las candidatas perdedoras

Derrotada con honor

Trinidad Jiménez pierde las elecciones, pero logra situarse en Madrid

Trinidad Jiménez García-Herrera no se llama así para los ciudadanos. Ella es La Trini. Al menos para los madrileños. Así, con artículo y en diminutivo. Se ha ganado el apelativo castizo a pulso. A fuerza de salir a la calle, de escuchar demandas, de atender a los problemas de todos los que se le han acercado, de soportar broncas de electores decepcionados por la política y por el PSOE, su partido.

Trini ha logrado a sus 40 años que los madrileños la conozcan. Los resultados no han sido como ella esperaba. Ha de atravesar la dura travesía de al menos cuatro años en el desierto de la oposición. Pero si a su compañero de partido, Rafael Simancas (candidato a la Comunidad) se le ha calificado como el candidato revelación de estas elecciones autonómicas y municipales, Trinidad Jiménez es una revolución. Una revolución dentro y fuera de su partido. Dentro de su partido porque, después de ser la apuesta personal del secretario general José Luis Rodríguez Zapatero, ha tenido que sobrevivir a las presiones internas de la FSM, a las familias del PSOE que no daban un duro por ella desde que hace un año y medio se supo que sería la aspirante a la alcaldía de Madrid. Fuera del partido porque ha logrado en tiempo récord un altísimo nivel de popularidad.

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A Trinidad Jiménez le gusta sentir el calor de la gente. De eso se ha nutrido durante la larguísima precampaña y los 15 días de campaña electoral. De eso y "del cariño de los míos", como ella dice. Trinidad Jiménez dice que es luchadora y un animal político. Le viene de familia. Recuerda cómo su padre, José Jiménez Villarejo (ex fiscal antidroga y magistrado emérito del Tribunal Supremo) la llevaba a ella y sus pancartas hasta el campus de la Universidad Autónoma de Madrid donde Trini "ya hacía política mientras estudiaba la carrera de derecho". También ha tenido un referente en su tío, Carlos Jiménez Villarejo, fiscal anticorrupción. Pero si hay un espejo donde ella se mira es en el de su madre. Se llama igual que ella y a Trini se le ilumina la cara hablando de ella. "Se jubiló hace apenas un año, pero su fuerza y su empeño como trabajadora social en el campo de las prisiones ha sido un referente para mí".

Trinidad Jiménez se casó con un diplomático con el que vivió en Guinea Ecuatorial, Camerún e Israel. Se divorció después de algo más de cinco años de matrimonio y se casó con la política. Ahora su compromiso es con Madrid. Eso sí, desde los sillones de la oposición.

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