Milosevic empuja al Alavés al abismo

Ni por la zamarra, amarilla, ni por la pinta de su juego, de un nivel bajísimo, ni por su indisimulada desesperación, parecía el Alavés ayer el visitante en Montjuïc. Encajó una derrota más, la octava en las últimas once jornadas, casi sin pestañear, concediendo un primer gol en el que se equivocó al trazar la línea de fuera de juego y un segundo en un absurdo tropezón de Geli con Roger dentro del área.

El Alavés, el equipo de la epopeya en la Copa de la UEFA hace dos años, el modesto que sorprendió a la flor y nata en cuatro temporadas fantásticas, deparó en Montjuïc una imagen errática, incapaz de plantear un partido con la intención atacante que le era imprescindible. Se limitó a mantener un toma y daca entre líneas ante un Espanyol que, de la mano de Javier Clemente, se ha convertido en un experto dominador de estas situaciones y con hombres, como Milosevic, a los que basta un par de apariciones para sentenciar.

Txutxi Aranguren montó un equipo que careció por completo de continuidad y convencimiento en su zona ofensiva y que hizo agua en la defensa. Clemente sorprendió otorgando la titularidad a Fredson, que sobresalió de la mediocridad y propulsó a su equipo a un triunfo que virtualmente le asegura una permanencia de la que se aleja el apagado Alavés que debería recortar cuatro puntos, los que le lleva Osasuna, en los tres partidos que quedan. Jugando como ayer, misión imposible.