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La libra esterlina se hace esperar

El Reino Unido sigue evitando la entrada de su divisa en la moneda única europea

La libra puede tardar aún muchos años en incorporarse al euro. Aunque la subida de la moneda europea ha dejado la paridad a punto de caramelo para el ingreso (una libra vale 1,4 euros), el ministro del Tesoro, Gordon Brown, emitirá el 9 de junio un dictamen negativo, un todavía no que obliga al euro a seguir esperando la llegada de la moneda de la mayor plaza financiera de Europa.

Tony Blair defiende un 'pequeño no' a la incorporación de la libra, para abrir una puerta a un próximo referéndum

La élite económica británica sigue siendo favorable al euro -aunque con menos ardor que antes-, pero el primer dictamen oficial sobre el grado de convergencia entre las economías del Reino Unido y la zona euro, la llave que puede abrir las puertas a la incorporación de Reino Unido a la moneda única europea, será negativo. Lo que se discute ahora en Londres es si esa negativa será un gran no, como quiere Brown, o será un pequeño no, como defiende el primer ministro, Tony Blair, de manera que no quede descartada la posibilidad de convocar un referéndum para el ingreso en un plazo relativamente corto, incluso en la presente legislatura, que puede prolongarse hasta 2006.

Contra el ingreso de la libra juegan dos grandes factores: la oposición popular y las dudas del ministro Brown. Los sondeos reflejan en los últimos meses un aumento del no, y sobre todo un crecimiento de aquellos encuestados que declaran que con toda seguridad votarían en contra en caso de que se convocara ahora un referéndum: eran siempre un tercio y ya suponen el 45%. Esa mayor fobia al euro se achaca sobre todo a la crisis diplomática que ha rodeado la invasión de Irak y dividido en dos grupos enfrentados a los países de la Unión Europea. Los británicos asocian el euro a Francia y Alemania, a quienes ven ahora como rivales políticos de Reino Unido y Estados Unidos.

Pero muchos expertos creen que las encuestas son algo ficticias y que el problema está en el Ejecutivo laborista: mientras el Gobierno no dé señales de que de verdad quiere entrar en el euro, las encuestas siempre registrarán una victoria del no. Esos expertos creen que, aunque el triunfo del al euro sería prácticamente imposible en estos momentos, todo cambiaría si el Gabinete empezara de verdad a trabajar para ganar el referéndum y sumarse a la zona euro. Y sobre todo si el ministro del Tesoro, Gordon Brown, empezara a trabajar a favor del euro.

Desde que la laboristas llegaron al poder, en 1997, el Gobierno no ha dado ningún paso para entrar en el euro más allá de las apasionadas declaraciones de apoyo que Tony Blair realiza de cuando en cuando para mantener en alza el pabellón. Más bien al contrario: lo que ha hecho el Gobierno es poner dificultades. En octubre de 1997, Gordon Brown fijó cinco condiciones previas al ingreso, referidas a la convergencia del ciclo económico británico y el de la zona euro, la flexibilidad de los mercados laborales y que el ingreso fuera beneficioso para la inversión, para la City de Londres y para crear crecimiento económico y empleo. Son condiciones muy subjetivas que sólo Brown puede declarar cumplidas, con lo que su maniobra le ha permitido secuestrar la decisión del Gobierno. Si él no da la luz verde, Blair jamás ganaría un referéndum para aprobar el ingreso en el euro.

Gordon Brown tiene razones técnicas, pero también personales, para dificultar o retrasar el ingreso. Entre las primeras está su empeño de que las economías de la zona euro se reformen y se encaminen hacia un modelo más liberal. O su fundado temor de que el ingreso, que obligaría al Reino Unido a recortar unos tipos de interés desde hace años más altos que en el continente, acreciente el delicado problema del sector inmobiliario y lo arrastre a uno de esos cíclicos hundimientos que llevan los precios de la vivienda del cielo al infierno en meses o semanas. Los críticos le reprochan que, en todos estos años, haya hecho muy poco para solucionar ese problema.

El segundo motivo por el que Brown parece cada vez más escéptico hacia el euro es que en realidad es la llave que le puede abrir las puertas de Downing Street y convertirle en primer ministro. Los blairistas dicen ahora que lo que de verdad quiere Gordon Brown es ser él el primer ministro que pase a la historia como introductor de la libra en el euro.

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