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Reportaje:ELECCIONES 25M | Comicios municipales en Cataluña

Unas primarias con piel de municipales

Claves sobre por qué los comicios locales pueden convertirse en un anticipo del gran duelo autonómico del otoño

Francesc Valls

No será 14 de abril de 1931 en la Cataluña de 2003. Estas municipales no cambiarán la historia. Pero los comicios que hoy se celebran tienen sabor de primarias, de primera vuelta de las próximas autonómicas. La primavera nos trae un anticipo del primer otoño en 23 años sin Jordi Pujol en el Palau de la Generalitat.

La federación nacionalista, consciente de que las elecciones municipales son una suerte de castillo inexpugnable de los socialistas, quieren desvincular el carácter de primarias de estos comicios. Pero desde CiU, con la boca pequeña, reconocen su carácter de anticipo. Los socialistas, en lo que algunos comentaristas han juzgado como un acto de temeridad política, han llegado incluso a enumerar las 10 ciudades de Cataluña que serán el termómetro del cambio que pretenden al frente de la Generalitat.

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Ya sea, pues, con la boca pequeña o grande, todos reconocen que estas elecciones facilitarán claves de análisis. Todo ello permitirá construir esa vara prospectiva para saber si el niño -las municipales- será o no más alto que su padre -las autonómicas. Un primer indicador que se debe considerar es la diferencia en porcentaje de votos entre los dos grandes partidos: CiU y el PSC. Los primeros cuentan con 4.087 concejales, frente a los 2.035 de los segundos. Pero a la hora de contabilizar el apoyo popular, los nacionalistas se quedan con el 26,3% de los votos, mientras que los socialistas ascienden al 37,4%.

Los socialistas controlan la práctica totalidad de las grandes ciudades de Cataluña. Además, en los últimos comicios Convergència i Unió perdió 120.000 votos en Barcelona y pasó del 30% en 1995 al 26,3% en 1999. Ese fue un annus horribilis de tal magnitud que en la capital de Cataluña, Pere Esteve, cabeza de lista de CiU al Parlamento Europeo, obtuvo 30.000 votos más que Joaquim Molins, el alcaldable de la federación. Hoy, Xavier Trias tendrá oportunidad de demostrar si es capaz de sacar de su letargo a ese electorado convergente que no acudió a votar. Y ello con el buen fin de mantenerlo despierto hasta las autonómicas de otoño, para el duelo entre Artur Mas y Pasqual Maragall.

Los socialistas también tienen ante sí un reto: el de mantener el listón del cinturón de Barcelona, donde son fuerza hegemónica. La simple gimnasia de mantenimiento permitiría al partido cuyo primer secretario es José Montilla conservar el tono muscular para ese octubre en el que el PSC espera dar su asalto democrático al palacio de invierno de la plaza de Sant Jaume.

Como un anticipo, hoy CiU y el PSC medirán sus avances y retrocesos en ciudades emblemáticas como Tarragona, Lleida, Girona, Vic, Sant Cugat y Valls.

Tarragona es la joya de la corona convergente. Allí, Joan Miquel Nadal gobierna cómodamente con el apoyo del PP. Está por ver si ambas formaciones son capaces de mantener su mayoría ante un eventual crecimiento -que los socialistas esperan como agua de mayo- de la llamada izquierda plural.

Lleida, desde el punto de vista de CiU, servirá para medir si su alcalde, el incombustible Antoni Siurana (PSC), es capaz de conservar el cargo ante un combativo Isidre Gavín, que mejora las expectativas de CiU. En cambio, en Girona el misterio residirá en saber si la actual alcaldesa, Anna Pagans, será capaz de experimentar los prodigios de esa poción mágica que el socialista Joaquim Nadal toma cada cuatro años. Ello ha permitido al PSC -en el mismísimo corazón de la Cataluña opulenta- saltar repetidamente por encima del listón de la mayoría absoluta sin necesidad de tomar carrerilla.

La llamada capital de la Cataluña catalana -Vic- será un campo de prueba de las posibilidades de la izquierda frente a una Convergència i Unió que gobierna en solitario con el apoyo externo del PP y, en ocasiones contadas, incluso de Iniciativa per Catalunya Verds (ICV). En Sant Cugat del Vallès -la perla de CiU en el cinturón de Barcelona- hay otro gobierno apoyado por el PP . En Valls, la capital del Alt Camp, ocurre lo contrario: los socialistas y Esquerra Republicana han mantenido un débil y renqueante pacto de gobierno. Pero la alcaldable de CiU puede provocar un vuelco a la situación. Al menos eso esperan en la federación nacionalista.

También en las comarcas de Tarragona, especialmente en las comarcas del Ebro, está por ver cómo se traducirá el apoyo de CiU al Plan Hidrológico Nacional (PHN). Los antitrasvasistas no han movilizado sus efectivos en esta campaña municipal. Se reservan para las autonómicas. Pero de todas formas no estará de más ver cómo Convergència i Unió resiste el desgaste de su mayoría absoluta en Amposta; o si los socialistas mantienen su frágil mayoría en Tortosa, hasta 1995 un feudo convergente.

Para el que ya se anticipó como devastador el PHN fue para el Partido Popular, que vio diezmados sus grupos municipales en las comarcas del sur de Tarragona durante el pasado mandato.

El partido que gobierna en España tendrá que prepararse, además, por si de las urnas surge un castigo por casos como el decretazo, la crisis del Prestige o la guerra de Irak. La Junta Electoral Central ha resucitado en los últimos días una guerra enterrada hace semanas y que todo el mundo daba por muerta. Las consecuencias podrían ser no deseables para los populares. Cataluña ha sido pionera en las movilizaciones contra la guerra. Un retroceso en votos haría peligrar ese papel que, aunque sea de tercera fuerza política, el PP desempeña con escasa brillantez.

Los populares no cuentan con ninguna alcaldía emblemática. El partido que gobierna en España lo hace de forma directa sobre la nada halagüeña cifra de 12.000 catalanes. Su papel de tercera fuerza procede de los votos que recibe del área metropolitana de Barcelona, controlada de manera casi absoluta por el Partit dels Socialistes.

Los efectos de las diversas crisis políticas sobre el PP, junto con el aumento en intención de voto de Esquerra Republicana e Iniciativa per Catalunya Verds-Esquerra Unida i Alternativa, dilucidarán cuál será la tercera fuerza, lo que no deja de tener su interés, pensando en la necesidad de alianzas para las próximas autonómicas.

Esquerra espera dar el gran salto en número de votos y concejales, mientras que Iniciativa deberá luchar con la izquierda hermana del PSC, esa que saca las uñas cuando salen a relucir alcaldías del cinturón de Barcelona en manos de ICV. Este es el caso de Rubí, Molins de Rei y Sant Feliu de Llobregat. Las próximas municipales cerrarán muchos interrogantes.

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