Pasividad que mata
La permanente sangría de ciudadanos muertos en accidente de tráfico ha llevado a diversas entidades a hacer un llamamiento a autoridades y partidos para que denuncien lo que consideran "pasividad social". Una pasividad que se manifiesta en conductas como no llevar abrochado el cinturón -el 90% de los fallecidos en accidente de coche, según el Real Automóvil Club de Cataluña-, no detenerse ante un peatón que intenta cruzar la calle, no respetar las señales de stop o saltarse los semáforos en rojo. El llamamiento hecho por el Instituto Gutmann, la Asociación de Parapléjicos y Grandes Minusválidos de Cataluña, pone el acento en las consecuencias de esa "pasividad social" ante el mal uso del coche. El coche es ya la primera causa de mortalidad entre los españoles de hasta 35 años.
Es evidente que el primer causante de las desgracias es el conductor que comete la infracción, pero existen también actitudes condescendientes por parte de responsables de la seguridad vial que consienten el incremento de comportamientos incívicos sin reaccionar ante ellos por consideraciones electorales. Ahí están los ayuntamientos, que consienten la invasión de las aceras por los vehículos a motor. Y el Gobierno, que tolera la infracción sistemática del límite de velocidad en las autopistas y que mantiene la red viaria con escaso presupuesto porque, conviene no olvidarlo en estos días de campaña, se trata de una actividad que no se inaugura.
Frente a la pasividad de los responsables administrativos y la clamorosa ausencia del drama de la carretera de los programas electorales de los partidos, claman con toda la razón las voces de las organizaciones cívicas más sensibles frente a este grave problema.
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