Dos empresarios españoles con negocios en Marruecos se hallan entre los muertos
El tarraconense Manuel Albiac y el almeriense Francisco Abad cenaban en la Casa de España
"Sí, Pilar, te puedo confirmar que Manuel ha muerto". Con voz compungida, un amigo de Manuel Albiac confirma a través del móvil que su marido ha fallecido en el atentado de la Casa de España. Al otro lado del teléfono, Pilar, que llama desde España, rompe a llorar y a su interlocutor se le empañan también los ojos. Manuel Albiac, un empresario tarraconense afincado en Marruecos, ha sido la primera víctima mortal de la voladura de la Casa de España en la que cenaban el viernes por la noche una docena de españoles, un puñado de franceses y cerca de 150 marroquíes.
Horas después, fuentes hospitalarias confirmarán el fallecimiento de Francisco Abad Lazo, almeriense, un destacado miembro de la colonia española en Casablanca, de la que forman parte unas 2.000 personas. El grueso de los españoles en Marruecos están instalados en esta ciudad, en Tánger y en Tetúan. Joan Alié, el vicepresidente del Casal Catalán, se encuentra, por su parte, en estado grave. "Sufre quemaduras de tercer grado, tiene respiración asistida y está sedado", explica el profesor Nurief en la puerta del pabellón de reanimación del hospital público Averroes. "El Consulado de España quiere organizar cuanto antes su repatriación en un avión especial", añade el médico.
En la misma calle de La Fayette, a un centenar de metros de la Casa de España, están aparcados dos voluminosos camiones. Los conducían José Antonio Relinque y José Manuel Díaz Ochoa. Ambos camioneros cenaban en ese centro social, antes de reemprender camino hacia España, cuando les sorprendieron las explosiones. Operado de la pierna, Relinque, originario de Vejer de la Frontera (Cádiz), es el más afectado, aunque se encuentra consciente y animado, según sus familiares. "Tendrá que permanecer un tiempo ingresado", explica uno de ellos, antes de poder reanudar su trabajo como transportista de conservas de pescado.
Entre los cuatro heridos de nacionalidad española figura también una mujer, Francisca Mariscal Duarte. "No hay que descartar que aparezca algún otro herido español", señala Ramón Iribarren, consejero de prensa de la Embajada de España en Rabat. A causa de la confusión inicial, algún español puede estar registrado con otra nacionalidad en el hospital donde haya sido ingresado.
El embajador de España en Marruecos, Fernando Arias-Salgado, visitó ayer por la tarde a los heridos y acudió también al depósito de cadáveres del hospital Averroes para velar a los muertos y dar el pésame a sus familiares.
"Está bien que venga a verlos, pero aquí ya nadie nos quita el susto del cuerpo", asegura Josefa, una española residente en Casablanca desde hace, según ella, "demasiados años". "El incidente de Perejil", cuando el Ejército español desalojó en julio a los marroquíes del islote en el que se habían instalado, "nos preocupó un poco, pero se superó rápidamente". "Esto ha sido un mazazo que nos mete a todos, españoles y demás europeos, el miedo en el cuerpo para rato". "Si no estamos seguros en la Casa de España, que para algunos era como un segundo hogar, ¿dónde vamos a estarlo?".
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