La peña y la boda

El rimadero, el programa consagrado al hip hop en Radio 3, celebra su quinto aniversario a lo grande: en el centro de Madrid, el disc jockey Jota Mayúscula invita a buena parte de la plana mayor del rap nacional, incluyendo a Frank T, quien fuera el primer presentador del programa, a una sesión freestyle transmitida a todo el país. A las doce de la mañana, la plaza Mayor ya está invadida por una tropa juvenil, de enormes pantalones y diminutas camisetas. Se difunden los aromas marroquíes mientras Jota va soltando sus muletillas: estamos contemplando "el espectáculo radiofónico más grande del mundo" y somos familia, locos o la peña".

Aunque el mercado del rap vuelve a atraer a las grandes compañías -por allí se reparten octavillas de un próximo recopilatorio de multinacional, Laboratorio hip hop-, se trata de una música de base, que funciona a través de pequeños sellos, donde todos se conocen y los solapamientos creativos son frecuentes. Así que la selección de invitados evita lo sectario: abundan los que cultivan esa variedad jamaicana que es el ragga. También es destacable que, bendita sea, haya desaparecido esa modalidad temática que consiste en proclamarse como el único rapero auténtico y despreciar agresivamente a los demás. No hay orden de actuaciones: los invitados van saliendo e improvisan o recrean alguno de sus éxitos. Yamal, Chulito Camacho, Kamikaze, conectan con la multitud. Hasta que desciende el sonido: increíblemente, justo detrás del escenario, se está celebrando una boda en la Casa de la Panadería y los contrayentes no quieren una marcha nupcial tan contundente, donde se maldice a los dictadores y se habla de la ley de la calle.

El parón descarrila la sesión. Gracias a que el Dúo Kíe recupera la complicidad con una andanada contra Operación Triunfo. También cumple el enérgico Javier Ibarra. El tiempo se ha acortado y la máxima figura del rap nacional, La Mala Rodríguez, sólo puede soltar su actual éxito, la historia de la chica que traficaba para comprarse ropa guapa y se veía obligada a llevar pistola. Original en su expresión vocal, La Mala triunfa sin sudar demasiado. Sigue otra dama, Denoé, que incluso añade fragmentos cantados. Pero la revelación de la jornada es La Excepción Confirma La Regla, el grupo del barrio de Pan Bendito que se expresa con soniquete gitano y que anima a los achicharrados espectadores con su grito de guerra: "¡Chacho!". Su forzada inmovilidad escénica se compensa con la naturalidad de su lenguaje: saben que el rap de aquí no debe estar esclavizado por las normas de allí.