Clos arremete contra Aznar por el deterioro de los cuarteles de Sant Andreu

"No os dejéis engañar, los cuarteles son del Ministerio de Defensa. Es el Gobierno del Partido Popular el que está permitiendo que se degrade la situación". Desde el estrado, el alcaldable del PSC, Joan Clos, insistía una y otra vez ante los pitos de un grupo de vecinos de Sant Andreu que se presentaron en el mitin de la Rambla de Guipúscoa para hacer notar su enfado por el deterioro de la zona de los cuarteles de la calle de Torres i Bages, donde hay más de 400 inmigrantes y okupas.

Fue un incidente no exento de empujones y de momentos de tensión. Los vecinos de Sant Martí increparon a los de Sant Andreu por interrumpir el mitin. Hubo empujones y una mujer cayó al suelo, momento en el que Xavier Casas intervino, lo que le costó ser zarandeado. Mientras la crispación subía -algunos concejales miembros de la candidatura socialista y reponsables del PSC intentaban calmar los ánimos en medio de la calzada de Guipúscoa-, Clos defendía desde el estrado el derecho de los afectados a que se acabe con la situación: "Tenéis razón. Nosotros le hemos pedido al Gobierno que desaloje los cuarteles y tampoco nos hacen caso. Lo que tenía que hacer Defensa es cuidar y controlar sus instalaciones en vez de ir a hacer la guerra a Irak", clamaba Clos.

Unos vecinos le aplaudían y los que protestaban habían dejado de pitar y se enfrascaban en conversaciones sobre el problema con ediles socialistas: Casas, Ernest Maragall, Francesc Narváez, Jordi Hereu, Imma Moraleda y Joan Ferran, secretario de la federación del PSC de Barcelona. Lejos de abandonar, Clos alargó su intervención: "Os pido sensatez, cordura. Están dejando que se deteriore la situación con ánimo de provocar".

Casas se comprometió con los vecinos a que el Ayuntamiento derribará los acuartelamientos en cuanto un juez ordene el desalojo, "pero eso no lo podemos hacer hasta que Defensa lo pida al juez", puntualizaba. "Pues a nosotros nos han dicho de la Delegación del Gobierno que Defensa ya lo ha pedido al juzgado", contestaba una de las vecinas, que dejó el megáfono para escribirle su nombre y su teléfono a Casas. Al final, hubo apretones de manos.