La campaña en un minuto

Fíjese en la fotografía de esta página. Se ve a Aznar, a Iturgaiz, a María San Gil y, detrás, a Mayor Oreja. Están en San Sebastián, en una de las ciudades más bellas del mundo, paseando a cuerpo gentil, sin escoltas. Fíjese bien en la fotografía porque en realidad no existe, es un efecto óptico, un sueño. Por donde en realidad están paseando es por los jardines del palacio de Miramar, donde de joven estudió el Rey y ahora se retratan los recién casados con la isla de Santa Clara y el monte Urgull al fondo. Ayer, sin embargo, el palacio estaba cerrado a cal y canto, custodiado por decenas de policías. Por eso no se ven escoltas ni tampoco gente al fondo. Lo que se ve en esta página, más que una fotografía es un sueño.

Una pesadilla

Salen en la televisión tres encapuchados de ETA. Dicen que no habrá tregua, que seguirán matando. Parecen muñecos de feria, pero son asesinos. Y sólo por eso, en vez de risa, dan miedo.

Política artesana

La campaña es algo más que los grandes partidos. Los espacios gratuitos que la televisión pública concede a las pequeñas formaciones constituyen una interesante ventana a la artesanía de la política. Sus anuncios están hechos con cuatro duros, y se nota. Los ecologistas utilizan una vieja canción de Roberto Carlos para decir que quisieran ser civilizados como los animales y los candidatos de un partido antiabortista trastabillan ante la cámara. Hay en Madrid un partido que se llama INDIO cuyos candidatos aparecen vestidos como en una película de John Wayne. Al final de su alocución, dicen: "Nos encomendamos al Padre Sol, a la Madre Luna y a san Isidro Labrador".

El perdón

Los trabajadores de Sintel están arrepentidos. Ayer exhibieron una pancarta en las fiestas de San Isidro: "Fidalgo, que el santo te cierre la herida y te abra los ojos".