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Tribuna:ELECCIONES 25M | Opinión
Tribuna
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País plural

El pasado 5 de mayo Joan Ignasi Pla expuso sus ideas en Valencia sobre la fuerza de la España plural. Acudió al Club Jaume I, expresó su concepción del Estado, contempló otra manera de entender nuestra pertenencia al mismo, y profundizó en el papel de las autonomías desde una visión inequívocamente valenciana.

En esta ocasión, obtuvo con su mensaje una notable aceptación de la nutrida y significativa, socialista y no, concurrencia, al llevar la fuerza de las ideas allá donde principalmente deben ser compartidas, a uno de los ámbitos de debate más característicos de la sociedad civil valenciana. Habló de la evolución de los sistemas, argumentó que el centralismo no es invencible, y apostó por la vía de la pluralidad.

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Pluralidad federal, cooperativa y solidaria. La fuerza de la diversidad frente a la uniformidad. Pluralidad por los hechos diferenciales y las singularidades autonómicas. Cooperación entre comunidades, rechazando la articulación en forma radial, que pasa necesariamente por Madrid, y optando de manera más eficaz por potenciar también otros ejes, como el del mediterráneo. Solidaridad con las más necesitadas, contribuyendo al desarrollo del fondo de compensación entre los diferentes territorios.

En definitiva articulando aquellas ideas contenidas en el espíritu, y en el capítulo correspondiente, de la Constitución, sobre el hecho diferencial autonómico, atendiendo a nuestras peculiaridades culturales, lingüísticas, y económicas. Para ello se extendió sobre las justas reivindicaciones históricas valencianas, señalando a su vez que sólo dando cumplida satisfacción a las aspiraciones de los diferentes colectivos, se verá realizado precisamente el compromiso constitucional de dar solución a los conflictos sociales que han mantenido en tensión a la sociedad española en los últimos siglos.

Gerald Brenan, profundo conocedor de la realidad española, como el ilustrativo libro Hispanomanía de Tom Burns Marañón puso en su día de manifiesto, está de nuevo de actualidad merced a una reciente producción cinematográfica, Al sur de Granada, de Fernando Colomo. En su más conocido trabajo sobre lo que él denomina "laberinto español", el sabio autodidacta británico, que vivió durante años afincado en las Alpujarras granadinas, señala, que lo primero que hay que observar es la fuerza del sentimiento regional en España, advirtiendo, desde sus primeras páginas, que el principal problema político ha sido siempre el de alcanzar un equilibrio entre un gobierno central eficaz y los imperativos de las autonomías. Gobierno central cuya revisión centralista está dando sobradas muestras de agotamiento ante las actuales exigencias autonómicas.

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El propio Parlamento de la Unión Europea afirma, en su resolución sobre las lenguas y culturas europeas de 30 de octubre de 1987, que la autonomía de las regiones de la Unión Europea y la creación de una Europa políticamente más unida, constituyen dos aspectos complementarios y convergentes de una misma evolución política. De hecho la estructura jurídica hacia la cual camina Europa, aun con las actuales dificultades derivadas de la complejidad de la reciente ampliación y de la incertidumbre de la situación económica, apunta a la necesidad de tener en su base a las regiones, como la solución más viable para su consolidación y desarrollo.

La discordancia aparece principalmente cuando una unidad política, un Estado, descubre su heterogeneidad cultural, sin valorar suficientemente la fuerza de su pluralidad, con el condicionante añadido, desde una perspectiva democrática, de que la soberanía del Estado sólo debe producirse con un ejercicio escalonado de ciudadanía. Es decir, el Estado debe concebirse desde la autonomía de los ciudadanos, y no al revés.

De aquellos esforzados años, mientras se elaboraba el texto constitucional, no sólo debe mantenerse vivo el recuerdo, sino también sus enseñanzas. Hoy es siempre todavía, decía Machado, y así frente a la oscuridad del caduco centralismo, del cual incluso unas pasadas declaraciones del actual Presidente del Tribunal Constitucional son, aunque no lo parezca, una clara muestra, la visión de la España plural permite el reencuentro con aquel consenso de la transición, cuando existía la mayor voluntad por lograr el desarrollo autonómico como forma de entender una completa democracia.

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