La herencia de Manuel Royes

En abril del año pasado, y tras 23 años en el cargo, el socialista Manuel Royes dejaba la alcaldía de Terrassa en manos de Pere Navarro. El traspaso de alcaldía no fue tarea fácil. En el partido hubo quien se opuso y reclamó primarias. Toda la oposición votó en blanco. Pero Royes apoyó firmemente a Navarro porque "tiene el bagaje suficiente, experiencia y 20 años menos que yo". Navarro ha tenido poco más de un año para que la ciudadanía le conociera y afronta los comicios con bastante tranquilidad. Terrassa vota siempre a socialistas. En los últimos comicios CiU fue la formación más cercana al PSC. Con todo, sacó cinco concejales frente a los 16 socialistas.

A Royes, que ha obtenido mayoría absoluta en las últimos cinco legislaturas, le tocó vertebrar una ciudad dividida por la gran oleada inmigratoria de los años sesenta y lidiar, de nuevo, en 1999, con una nueva oleada inmigratoria. El brote racista de Ca n'Anglada, reconoció en más de una ocasión, fue uno de los momentos más difíciles de su mandato.

Royes transformó Terrassa. En los años noventa la cocapital del Vallès Occidental pasó "del gris al verde", consolidó su campus universitario y consiguió la firma para que Terrassa tenga 4 kilómetros más de vía y otras tres estaciones de los Ferrocarrils de la Generalitat. Pero a Navarro también le han dejado en herencia algunas polémicas, como el campo de golf de Torrebonica.

Ahora Terrassa quiere convertirse en ciudad audiovisual y dejar de compartir la capital del Vallès Occidental con Sabadell. Esta última es una rivalidad eterna. Ahora Navarro vuelve a reclamar que los "señores" de Terrassa tengan comarca propia y dejen de compartir capital con los "hombres" de Sabadell.