Aute y el deporte rey
El recital poético del cantautor compitió en protagonismo con el Barça de baloncesto
Cabría preguntarse si Barcelona podría permitirse el lujo de un sarao como los Set Dies de Poesia a la Ciutat en caso de no existir la plaza del Rei. Caen viejos locales a decenas (ayer mismo la excavadora le andaba reventando las tripas al antiguo cine Colón, en Arc del Teatre) para dejar paso a pisos de protección oficial, que por razones obvias difícilmente van a ser sede de lecturas poéticas. Pero la vieja plaza del Rei (Martí, por supuesto, el que murió sin descendencia pero con hálito lírico) sigue ejerciendo un inmarcesible magnetismo sobre los barceloneses, a la manera de Pavlov y su can: ves un póster anunciando serenata en la plaza y los pies te llevan solos. Maria del Mar Bonet, es notorio, lo sabe bien, y tambien el Instituto de Cultura de Barcelona (Icub), que en la edicion de los Set Dies de 2001 se marcó allí uno de sus éxitos más rotundos: la lectura de poemas de Fonollosa (poeta marginal donde los haya) en la voz de Sisa.
Aute se dedicó a leer lo que él llama 'poemigas', a medio camino entre el aforismo y el retruécano
Pues bien, el domingo volvió a ocurrir el milagro. El recital de Luis Eduardo Aute estaba programado a las diez de la noche, trágica hora en que el Barça (de baloncesto, claro está) se jugaba la reticente Copa de Europa, la del mal fario. Y sin embargo, los que habían acudido a las ocho a escuchar el concierto de Enric Hernáez, que ha puesto música a versos de Atxaga, Benedetti, Palau i Fabre, Peri Rossi y Concha García, no sólo no se marcharon corriendo a por una tele, sino que enseguida se vieron sepultados por los que llegaban. De acuerdo en que Aute es un cantautor de renombre con capacidad de convocatoria, pero por eso, por cantautor. Su lírica nunca le habría llevado allí. Pero nada, la plaza del Rei tira, y a las diez en punto, tras una erudita presentación de Basilio Losada, el artista polifacético subió al escenario con la platea abarrotada y las salidas bloqueadas de gente.
Por honestidad hacia quienes le habían contratado, Aute renunció a su faceta más vistosa y se ciñó a lo acordado: sólo poesía. Y la verdad es que fue una lástima, porque su tarea como cultivador de la línea corta dista mucho de la de cantante. Robustecido, eso sí, por las tablas que dan años y años de conciertos, dedicó casi todo el recital a leer lo que el acertadamente llama poemigas. Ocurrencias brevísimas, a medio camino entre el aforismo y el retruécano. Efímeras llamaradas que se extinguen en el juego de palabras ("lo insólito del sol es que no conoce la clave de sol. ¿Por qué solfeo y no solguapo?", "reiteración del cír-culo, nalga la redundancia", "el si-barita nunca le dijo no a un bar"), a menudo de una candidez próxima a la puerilidad ("el aire es la bandera de los ápatridas", "tus deseos son desórdenes para mí"). El público del festival, que no en vano lleva siete ediciones a sus espaldas, aplaudía cortésmente pero con escaso entusiasmo, y Aute trató de estimularlo derivando hacia lo político, con alusiones a la guerra de Irak y a varios presidentes, débilmente coreadas por los más militantes. Por suerte, a eso de medio recital, empezaron a oírse bocinazos desde la Via Laietana, que propiciaron el momento mas poético de la velada: Aute anunció, en catalán, la ansiada victoria de los del baloncesto. Cosas ambas que, unidas al aterrizaje del concejal de Cultura, Ferran Mascarell (procedente del Palau, "pero es la primera vez que voy a ver un partido en 25 años, ¿eh?, que conste"), levantaron los ánimos del respetable hasta el final.
Precisamente a causa de los festejos por la victoria del FC Barcelona en la Euroliga de baloncesto, la tradicional ceremonia de entrega de los Juegos Florales, que debía celebrarse ayer en el Ayuntamiento, ha sido retrasada una semana y por lo tanto tendrá lugar el próximo lunes. Este año, además de los tres galardones acostumbrados (Flor Natural, Englantina d'Or y Viola d'Or i Argent), se concederá un premio extraordinario a la memoria de Jacint Verdaguer.
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