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Análisis:LA CRÓNICA | ELECCIONES 25M | La campaña de Izquierda Unida
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

La confrontación preventiva

Soledad Gallego-Díaz

Lo malo de las campañas electorales es que nadie parece escuchar lo que dicen los candidatos, como si no se les fuera a pedir cuentas por lo que dicen, prometen y aseguran y no mereciera la pena prestarles mucha atención. Lo bueno es que si uno se sacude la modorra y abre bien los oídos puede descubrir algunas cosas. Las elecciones del próximo día 25 son municipales y autonómicas y en teoría los protagonistas deberían ser los candidatos a alcaldes o presidentes de comunidad, pero por razones que todos sabemos se han convertido en las elecciones de José María Aznar y de José Luis Rodríguez Zapatero.

En el caso del líder socialista es bastante lógico porque son los primeros comicios que se celebran desde que dirige el PSOE y porque él mismo será candidato a presidente del Gobierno en el plazo de un año.

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En el caso de Aznar es algo más extraño porque no se volverá a presentar en 2004, pero da la impresión de que se "presenta" el día 25. Cualquiera que le siga en esta campaña juraría que éstas son "sus elecciones". Aznar habla en sus mítines, todo el rato y explícitamente, de las elecciones presidenciales de 2004 y esboza un programa electoral presidencial que todo el mundo sabe que no se le podrá reclamar a él sino, en todo caso, al nuevo candidato del PP.

Sea como sea, el heredero de Aznar se va a encontrar después del día 25, quiera o no quiera, con una serie de compromisos adquiridos por su jefe en esta campaña electoral, en nombre propio y en el de su sucesor.

La segunda cosa que queda clara escuchando a Aznar en esta campaña es que su línea básica de ataque no es la lucha contra el terrorismo y contra ETA sino algo que para él parece todavía más serio, la lucha sin cuartel contra los nacionalismos periféricos y contra cualquier organización del Estado que no sea estrictamente la actual, de arriba a abajo. Ayer en el mitin de Málaga, como en otros anteriores, José María Aznar dedicó dos minutos a ETA y a Batasuna y el doble a los "radicales, extremistas y frívolos" que ponen en peligro "el pacto constitucional". Para él, todo parece estar en el mismo saco: terrorismo, cualquier tipo de nacionalismo e incluso el federalismo del socialista catalán Pascual Maragall.

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Dado el énfasis que está poniendo Aznar en esta parte de sus discursos electorales parece claro que se trata de un proyecto político, su proyecto político, y que cree posible imponerlo a su sucesor. La campaña municipal de 2003 podría recordarse como la campaña en la que Aznar, a solo un año de abandonar La Moncloa, dejó más clara que nunca su estrategia frente a cualquier nacionalismo que no sea el español. Una estrategia que el sociólogo Manuel Castells denomina de "tensión controlada" y "confrontación preventiva", probablemente por asimilación con la doctrina de Bush, y que se ha convertido en el núcleo del pensamiento de Aznar. Será interesante comprobar si a lo largo de la campaña sus presuntos herederos Mariano Rajoy y Rodrigo Rato, o incluso personalidades populares como Francisco Álvarez-Cascos, mantienen sin fisuras este discurso o si intentan zafarse de él ante la posibilidad de no revalidar la mayoría absoluta en 2004 y encontrarse en la urgente necesidad de pedir apoyo a CiU.

Aznar se mueve en esta campaña con una extraña y absoluta seguridad en sí mismo. No pide sólo a los electores que apoyen al PP para que sus candidatos gobiernen la vida municipal y autonómica, sino que lo hace también, y de forma explícita, para que muestren con su voto que él ha tenido razón en todo lo que ha venido haciendo, y muy especialmente en lo sucedido en el último año. "El día 25", afirmó ante los cuatro mil seguidores reunidos en el polideportivo de Málaga, "demuestren cómo se ganan unas elecciones, con todas sus consecuencias".

Algunas voces entre el público, especialmente algunos hombres mayores totalmente entregados, empezaron a gritar "no te vayas" y pronto fueron muchos más los que corearon el estribillo. ¿Promueve algún sector del partido esos gritos? Sea como sea, pareció que la organizacion del mitin no los alentaba demasiado y que el propio Aznar, pese a mostrarse evidentemente halagado, tampoco les daba mucho ánimo.

Su equipo asesor, sin embargo, no parece sentirse tan seguro como su jefe. Les preocupa el pinchazo de Valencia, donde el ministro Eduardo Zaplana y el candidato Francisco Camp sufrieron un serio varapalo de su propio partido al no conseguir llenar el estadio de Mestalla. El objetivo era, según analizaban ayer los técnicos de La Moncloa, "un poco soberbio" y no tiene por qué significar nada importante. Pero, por si acaso, intentan convencer a Aznar para que empiece a tocar más temas de economía y, sobre todo, a dedicarles más tiempo. Ayer, en Málaga, les hizo caso y acentúo ese lado de su discurso.

Y a todo esto la prensa local advertía ayer de que el GIL mantendrá la mayoría absoluta en Marbella, el municipio con mayor número de escándalos judiciales y sospechas de corrupción de España. Nadie parece darle importancia.

Militantes populares saludan a José María Aznar, ayer, en el mitin de su partido en un polideportivo de Málaga.
Militantes populares saludan a José María Aznar, ayer, en el mitin de su partido en un polideportivo de Málaga.JULIÁN ROJAS

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