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Reportaje:ELECCIONES 25M | Retratos urbanos

El crecimiento sin mérito

Vera experimenta una expansión en los lugares costeros aún vírgenes que no se ve acompasada en la de los servicios

El anuncio se hacía a bombo y platillo no hace ni una semana en todos los medios de comunicación locales: 30 millones de euros servirán para urbanizar unas 650 hectáreas de costa en el municipio de Vera (Almería). El proyecto urbanístico se traducirá, en 10 años, en unas 30.000 viviendas y unos 15 hoteles de lujo. La presentación de estos Sistemas Generales de la Costa de Vera -mayor que El Toyo en Almería, donde irá la Villa Mediterránea de los Juegos del 2005- se hacía ante centenares de inversores, promotores, constructores y banqueros. A los veratenses de a pie la noticia, en principio, les produce cierta inquietud, ya que guardan en sus retinas la estampa de los tres kilómetros de caravana de vehículos en pleno mes de agosto tras el sistemático incumplimiento del desdoblamiento de la carretera que une Vera con Garrucha.

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"No es culpa del Ayuntamiento, es que hay mucha dejadez por parte de la Administración autonómica y nos sentimos muy abandonados", apostilla Antonio, un vecino que regenta una papelería en una céntrica plaza del pueblo. La sensación generalizada de los veratenses es que el municipio ha crecido "porque no tenía más remedio", y no por méritos de ningún equipo de gobierno determinado. Al menos así lo explica Mari Carmen, un ama de casa que no perdona el paseo diario con sus hijos pequeños en el Paseo Marítimo. "De Murcia para arriba no queda trozo de costa sin ladrillo. Como eso ya está colonizado los constructores y promotores de la zona han visto el cielo abierto en Vera", conjetura la mujer. Antonio, el de la papelería, comparte la misma tesis: "30.000 viviendas en la playa sin un hospital, imagínate... El hospital más cercano, el de Huércal Overa, está a 30 kilómetros de aquí".

El tema de los servicios -día sí, día no, sus habitantes sufren constantes cortes de luz y una "deficiente" atención por parte de Sevillana-Endesa- es el más demandado por lugareños junto con la saturación de vehículos y la evidente falta de aparcamientos. "Aquí el problema es que no se planifica nada. Faltan infraestructuras viales, un suministro de agua eficaz, una red de desagües y alcantarillado, además de sanitaria. Es una vergüenza", denuncia Felisa Aragonés, propietaria de una óptica en la Plaza Sol. Ella, de 56 años, y su marido, de 60, fueron víctimas hace un mes de un robo en su negocio. Los ladrones no dejaron ni una sola montura de gafas en el local y sustrajeron también toda la maquinaria de óptica. Ambos vinculan el robo sufrido con el incremento de la inmigración "descontrolada".

"La seguridad ciudadana es lo peor. Si preguntas, a quien no le han robado en un cortijo le han robado en la casa de la playa. No sé si hay pocos efectivos o tienen poca autoridad", expone la mujer. Se calcula que en Vera residen cerca de 700 ecuatorianos, 500 de ellos censados, que trabajan en las comarcas próximas (Pulpí, Cuevas de Almanzora o incluso en la localidad murciana de Lorca) como braceros en el campo. También existe un núcleo de lituanos (50), rumanos (30) y marroquíes (25).

El alcalde del municipio, el andalucista Félix López, plantea su personal visión sobre la situación multirracial que vive el municipio y la necesidad de conciliar a la comunidad nativa con la inmigrante. "Hacía años que no veía a la gente orinarse en las esquinas y esta gente lo hace. He visto a personas en coma etílico con frecuencia. Pero también les explotan a tope. Alquilan casas a 10 o 12 personas y les cobran unas 10.000 pesetas por cabeza, como si fueran ganado. Hay una situación multirracial que es buena pero que hay que ordenar", justifica el primer edil.

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