Afán constructor

El actual alcalde de Pozuelo de Alarcón, José Martín-Crespo, arquitecto de profesión, ha convertido esta localidad, a lo largo de sus 20 años de alcaldía, prácticamente en una ciudad dormitorio, recalificando a su antojo zonas verdes, convirtiéndolas en urbanizables, en un desmesurado afán constructor que ya ha puesto ante los tribunales a uno de sus subordinados por supuestas irregularidades, según noticia aparecida en prensa.

Este incremento en viviendas no ha conllevado el aumento en los distintos servicios, entre otros, la red de saneamiento. Como consecuencia, las nuevas urbanizaciones vierten sus aguas fecales en conducciones antiguas no preparadas para ese volumen, lo que produce desbordamientos.

En urbanizaciones como Somosaguas, aguas fecales procedentes de una nueva macrourbanización, La Finca, discurren por la superficie, como un río, con peligro para la salud pública e incumpliendo la normativa vigente. Los afectados ya han tomado medidas legales al efecto. Al mismo tiempo, la seguridad ha disminuido notablemente, aumentando los robos, lo que obliga a las urbanizaciones a incurrir en un importante gasto en seguridad privada, ya que la policía local brilla por su ausencia. Aun así, en uno de los boletines de información municipal, el alcalde afirma textualmente: "Hay 88 policías que velan por la seguridad del municipio. Dado que en Pozuelo hay 67.000 habitantes, el ratio es de 1 policía por cada 750 habitantes, superando la media recomendada por la Unión Europea y que establece la cifra en 1,5 policías por cada 1.000 habitantes". Con este juego de cifras y cambio de bases de cálculo, se produce un engaño: si uno se molesta en calcular el ratio, verá que el de Pozuelo es de 1,31 policías por cada 1.000 habitantes, ratio inferior al recomendado por la UE, al contrario de lo que afirma el alcalde.

Esa información es una burla a los vecinos a quienes, además, el alcalde les da "la enhorabuena por el alcalde que tienen", tal y como me dijo él en un acto público en donde me lo presentaron. Menuda desfachatez.