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Seguridad alimentaria

La crisis de las 'vacas locas' extiende por la UE el rechazo a los piensos de origen animal

Italia prohíbe las harinas de carne, y la Eurocámara y el PSOE exigen medidas similares

Italia se unió ayer a Francia, Portugal y el Reino Unido e impuso la prohibición total de los piensos de origen animal, un tipo de alimentación que está en la base del mal de las vacas locas. En el resto de la Unión Europea, los piensos animales están prohibidos sólo para engordar a rumiantes (vacas, cabras y ovejas), pero se siguen fabricando para alimentar a cerdos, aves y peces de piscifactoría. La Eurocámara se pronunció ayer a favor de la prohibición total, y también lo hizo el PSOE en el Parlamento español. España produce al año 340.000 toneladas de harinas animales para piensos.

En España hay 13 plantas que fabrican piensos con restos de animales, situadas en Madrid (3), La Rioja (2), Girona (2), Barcelona (2), A Coruña (1), Asturias (1), Valencia (1) y Badajoz (1), que producen 340.000 toneladas anuales de las harinas cárnicas para piensos que han sido prohibidas ahora en cuatro países europeos, según datos de la patronal del sector de piensos, Asegrasa, y de la consultora Agrodigital. El PSOE ha presentado una batería de iniciativas parlamentarias destinadas a imponer una prohibición total de los piensos con proteínas animales y la creación de las instalaciones necesarias para destruir los llamados materiales específicos de riesgo (MER), es decir, los huesos y tejidos nerviosos de los rumiantes sacrificados, que son los tejidos donde se acumula la mayor cantidad del prion, el agente causante de las vacas locas. En España, al igual que en el resto de la UE, los piensos con proteínas animales están prohibidos desde 1994, pero sólo para la alimentación de rumiantes (vacas, cabras y ovejas). No está demostrado que la alimentación de otras especies (cerdos, aves de corral, peces) con piensos animales suponga un riesgo sanitario directo. Pero su mera existencia implica la posibilidad teórica de que sean desviados para la alimentación de vacas, cabras y ovejas, como ha ocurrido en Francia. Fuentes del sector aseguran que estas desviaciones ilícitas son muy difíciles de controlar. "El problema es que el Gobierno presiona a los ganaderos para que mantengan bajos los precios del vacuno", afirma Jacinto Colmenero, técnico en ganadería del sindicato agrario COAG en Madrid. "Ante esta situación, muchos ganaderos no pueden usar unos piensos elaborados a base de trigo de primera, lógicamente".

Falta inspección

El coste de la prohibición total de los piensos animales no se ha estimado. Según el portavoz socialista en la comisión de Agricultura, Jesús Cuadrado, "una parte importantísima de ese coste iría destinada a la eliminación de las existencias actuales de piensos animales. A ello habría que añadir la eliminación (incineración) de los materiales específicos de riesgo (MER). Esta destrucción es obligatoria desde el pasado 1 de octubre, pero España, según los socialistas, carece de las instalaciones necesarias para cumplir esa normativa. "Destruir los MER es obligatorio", dice Cuadrado, "pero no se está haciendo; hay que construir plantas incineradoras". El coste de esta medida se estima en unos 11.000 millones de pesetas. La presión contra los piensos de origen animal subió ayer en Europa. El pleno del Parlamento Europeo, reunido en Estrasburgo, decidió por amplia mayoría pedir la prohibición cautelar del uso del pienso animal para engorde de todo el ganado, aves y peces, informa Gabriela Cañas. La Eurocámara se alinea así en contra de la Comisión Europea, que opina que retirar estos alimentos a los carnívoros no tiene base científica. Para el Parlamento Europeo, es necesario prohibir estos piensos durante el tiempo que sea necesario y en tanto los quince países de la UE no sean capaces de garantizar el cumplimiento de las normas ya existentes para evitar la enfermedad de las vacas locas. En este punto, los europarlamentarios sí están de acuerdo con el comisario de Protección de la Salud, David Byrne, quien afirma que siguiendo las normas europeas existentes la protección alimentaria está prácticamente garantizada. En el debate del día anterior, algunos grupos políticos -especialmente los socialistas y los verdes- coincidieron con Byrne en señalar la responsabilidad de varios países en no adoptar los controles aprobados en Europa. También ayer, el Gobierno italiano optó por la prohibición total de los piensos animales. El ministro de Sanidad, Umberto Veronesi, decidió no esperar a la reunión del consejo de ministros de Agricultura de los Quince, prevista para el lunes. Veronesi acompañó la firma de la ordenanza con duras críticas a Bruselas. "Se ha perdido una ocasión de dotar a la UE de un instrumento común para prevenir la eventual difusión del problema", señaló. El ministro italiano calificó de "grave" el hecho de que "no se haya conseguido vencer las resistencias legales y los factores económicos y de intereses de determinados grupos de presión". Y añadió: "No acepto que se antepongan cálculos y estrategias corporativas a la tutela de la salud, aunque soy partidario de respetar la existencia de una Europa unida". La posición de Veronesi será decisiva hoy cuando el Gobierno italiano estudie la propuesta de seguir los pasos de España y cerrar las fronteras al vacuno procedente de Francia. Piezas vacunas de alto riesgo J. S. Madrid Hasta el momento no se ha detectado en España un solo caso de enfermedad de las vacas locas en el ganado vacuno, y los ministerios de Agricultura y Sanidad han ofrecido garantías repetidamente de que la carne que se consume en España es totalmente segura. Ninguna pieza de vacuno representa riesgo alguno para la salud humana si el animal está sano. Pero si el animal padece la enfermedad, algunas partes de su cuerpo resultan especialmente peligrosas. "No está firmemente demostrado que los filetes de una res enferma puedan transmitir la encefalopatía, pero hay otras partes de la vaca que tienen muy altas concentraciones del prion causante del mal y resultan muy peligrosas", explica Félix Bermejo, jefe del servicio de Neurología del Hospital Doce de Octubre de Madrid. El prion infeccioso es una proteína de la vaca plegada de forma incorrecta que puede transmitir ese defecto a las proteínas humanas del mismo tipo. Se concentra sobre todo en dos tipos de células: las neuronas y los linfocitos (células blancas de la sangre). Por lo tanto, las partes de la vaca que tienen muchas células de esos dos tipos son las más arriesgadas. La pieza más peligrosa es el cerebro, muy utilizado para cocinar sesos tanto si procede de la ternera como si proviene del cordero. La médula espinal también tiene miles de millones de neuronas de alto riesgo. Los huesos de espinazo son un clásico en la elaboración de los caldos y los cocidos. Y el célebre rabo de toro (o de vaca) no es más que la parte final de la columna vertebral. Las demás piezas de alto riesgo son peligrosas no porque contengan muchas neuronas, sino por que acumulan muchos linfocitos (tejido linfoide, en la jerga). Los linfocitos son abundantísimos en el interior de los huesos: de hecho, es allí donde estas células se crean y se diferencian. Los huesos de caña, también muy usados para hacer caldos y cocidos, acumulan grandes cantidades de priones en las reses enfermas, sobre todo en el popular tuétano. Las costillas también, y ésta es la razón de que Francia prohibiera la semana pasada los chuletones de vacuno y cualquier otra carne que se comercialice pegada al hueso. Hay partes como el bazo y las amígdalas que son un hervidero de priones en la res enferma. No está claro si estas piezas se usan en la elaboración de algunos alimentos preparados.

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