La Unión Europea debate ampliar la prueba de las 'vacas locas' a seis millones de reses
Los ministros de Agricultura plantean ratificar la prohibición francesa a las harinas animales
Las reses de más de tres años que sean sacrificadas deberán ser sometidas a la prueba de detección del prion de las vacas locas. Esto es lo que consensuaban anoche los ministros de Agricultura de la UE reunidos en Bruselas. Esta medida supondrá la aplicación de pruebas rápidas a unos seis millones de reses cada año y se empezará a aplicar el 1 de julio próximo. Las mayores fricciones se produjeron en torno a la propuesta de apoyar las medidas extraordinarias tomadas por Francia y criticar al mismo tiempo las adoptadas por otros países, incluida España, de cerrar las fronteras a las vacas francesas
Hasta hace dos días se manejaba la posibilidad de extender las pruebas de detección del prion de la encefalopatía espongiforme bovina (EEB o mal de las vacas locas) a los animales sacrificados mayores de dos años. La Comisión Europea (CE), sin embargo, decidió este fin de semana elevar dicha edad a los tres por considerar que la vaca no suele desarrollar la enfermedad antes del tercer año. Los test se ceñirán así a las reses nacidas antes de julio de 1998. Ahora habrá que afinar los cálculos para ver a a cuántas reses afectará esta medida, pues hasta hace unos días los expertos hablaban de seis millones de reses mayores de dos años sacrificadas en toda Europa, y ahora la Comisión alega que esos seis millones son en realidad las mayores de tres años sacrificadas al año. En total, se sacrifican en Europa 28 millones. La medida debatida supone una masiva extensión de este tipo de pruebas, algo a lo que en principio se opusieron Dinamarca, Finlandia, Suecia, Holanda y Austria. Cada prueba cuesta casi 5.000 pesetas, por lo que la adopción de esta medida costará a la UE más de 30.000 millones de pesetas anuales. Para España, que siempre se mostró favorable a extender estas pruebas, supone controlar en los mataderos a unas 300.000 reses cada año, con un coste de 1.500 millones. En un principio, Europa preveía empezar a hacer estas pruebas a partir del 1 de enero próximo sólo al ganado vacuno que sufriera síntomas de la enfermedad o que procediera de granjas en riesgo. Esa medida suponía apenas 170.000 pruebas anuales. La nueva crisis de las vacas locas se ha originado en Francia tras detectarse un mayor número de vacas enfermas este año. En respuesta, Francia, que preside este semestre la UE, ha prohibido alimentar con harinas animales no sólo los rumiantes, como ya se hacía, sino también cerdos, aves de corral y peces de factoría. La propuesta que más dividió a los ministros fue la de incorporar en los acuerdos de la reunión el apoyo a las medidas extraordinarias tomadas por Francia y, en cambio, llamar al resto de los países a levantar las tomadas para frenar la entrada de ganado francés. España, que ha cerrado sus fronteras al vacuno francés vivo de más de dos años, se opuso a esa resolución. Los ministros valoraban anoche la conveniencia de extender a toda Europa esa prohibición. Bien entrada la noche parecía haber acuerdo en que se hiciera una evaluación del coste de la medida para tomar la decisión oportuna dentro de unos días.
Propuesta francesa
Francia llegó a la reunión de ayer con la propuesta de renunciar a la exportación de sus harinas cárnicas, de sus grasas animales y de sus chuletones de vaca. La propuesta se acercaba así a la petición de la CE, expresada por el comisario de Protección del Consumidor, David Byrne, de al menos "no aplicar estándares diferentes en Francia dependiendo de si sus productos bovinos se destinan al mercado nacional o a otro lugar". Los ministros acogieron bien la propuesta francesa y algunos quisieron añadir que los demás países no deberían ir más allá. Byrne aspiraba a un "marco común" que, en este asunto, parecía demasiado complicado encontrar. Pero hubo coincidencias de opinión. Byrne pidió acelerar la medida, ya prevista, de dejar de utilizar los desechos no aptos para el consumo humano en la producción de piensos y la presidencia francesa hizo votos por la entrada en vigor de esta medida que, al menos, mejoraría la calidad de la alimentación del ganado. A los ministros de Agricultura no se les escapaba ayer que todas las medidas sobre este asunto pueden tener unas consecuencias económicas negativas para el sector ganadero. La UE produce tres millones de toneladas de harina animal cada año, de los cuales 2,5 millones son de consumo interno. Su eliminación masiva debería ser sustituida por las proteínas adecuadas de origen vegetal, cuyos resultados en el engorde del ganado no son tan rápidos y espectaculares. Así, el comisario de Agricultura, Franz Fischler, llamó la atención al Consejo de Ministros de Agricultura sobre los "problemas económicos, técnicos y políticos" que generaría tomar la decisión de prohibir, como ha hecho Francia, las harinas animales. El precio de la carne de vacuno, sin embargo, no ha sufrido todavía el batacazo esperado en Europa. Ciertamente, en Francia el precio ha bajado en un 40%, pero la media de la Unión Europea está todavía en el 5,9%, lo que para la Comisión no es preocupante, dado que los precios del bovino estaban muy altos antes de la crisis.
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