Casa de cultura busca nombre
UPN no logra bautizar con el nombre de un ministro de Franco al antiguo mausoleo a los Caídos de Pamplona
Pamplona busca denodadamente un nombre para la sala de cultura municipal habilitada en la basílica-mausoleo que durante 70 años se dedicó a la memoria de los "Caídos por Dios y por España".
El intento de UPN de atribuirle el nombre de un conocido ministro franquista y conspirador contra la democracia republicana, Tomás Domínguez Arévalo, conde de Rodezno, levantó un escándalo en la última sesión plenaria del Ayuntamiento de la ciudad.
La oposición de los restantes partidos obligó al equipo de gobierno de la alcaldesa y candidata a la reelección, Yolanda Barcina (UPN), a renunciar a su deseo de consolidar la denominación franquista en un espacio ganado para la cultura democrática. Ahora, el consistorio busca un nuevo nombre para la sala.
Navarra atraviesa en los últimos tiempos un periodo de recuperación de la memoria histórica. El Parlamento foral aprobó, con la abstención de UPN, una solemne declaración de reconocimiento a los 3.000 republicanos fusilados tras el golpe de estado del general Franco en 1936 y la Cámara ha dado un año de plazo al Gobierno foral a través de la nueva ley foral de Símbolos para retirar las inscripciones, placas y rótulos fascistas que aún perduran en numerosos edificios públicos repartidos por toda la región. Numerosos ayuntamientos se han sumado con distintas proclamas a esa línea de reparación de la dignidad de los demócratas republicanos asesinados.
En este sentido, el grupo municipal de IU en Pamplona pidió llamar Monumento a la Reconciliación al denominado Monumento a los Caídos, un imponente mausoleo religioso construido en la década de los años cuarenta por los arquitectos José Yárnoz y Víctor Eusa, que fue cedido en su día a la Iglesia católica. Y hace algunos años, el arzobispado lo donó gratuitamente a la ciudad.
En 1993, se organizó la primera exposición cultural, dedicada al Camino de Santiago, y desde entonces el recinto ha estado dedicado a la cultura. Hace escasas fechas, la alcaldesa Barcina ordenó tapar la inscripción frontal tallada en la piedra que presidía el edificio: "Navarra a los muertos en la Cruzada". En su lugar figura ahora una leyenda sobre la ciudad rebautizada.
Sin embargo, y dado que la plaza donde se ubica el edificio se sigue llamando Conde de Rodezno, en memoria de quien puso a los requetés carlistas al servicio de Franco, UPN propuso llamar así al recinto. Los grupos se sintieron insultados. "Doloroso", "cruel", "fascista", "muy poco oportuno" fueron epítetos pronunciados por los portavoces socialista, del grupo mixto, Batzarre o IU sobre la iniciativa regionalista. La sesión tuvo incluso que suspenderse para serenar los ánimos e intentar un consenso sobre la denominación, que al final no se obtuvo.
Los portavoces llegaron a estar de acuerdo en llamar al recinto Sala de Carlos III el Noble pero, cuando se iba a votar, alguien hizo notar que ése es precisamente el nombre de la sala de exposiciones que la UPNA posee en la avenida del mismo nombre. La tarea, pues, queda ahora en manos del nuevo Ayuntamiento que surja tras las elecciones.
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