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Antonio Giménez-Rico homenajea el cine negro de los años 50 con la clasicista 'Hotel Danubio'

El debutante Juan Martínez Moreno convence con 'Dos tipos duros', una sátira negra

La muestra de largometrajes a concurso del VI Festival de Cine Español de Málaga concluyó ayer dejando un buen sabor de boca gracias a dos películas radicalmente distintas y convincentes. El veterano Antonio Giménez-Rico presentó Hotel Danubio, versión de Los peces rojos, de José Antonio Nieves Conde, que se interna en el Madrid de los años 50 para rendir homenaje al cine negro con una ambientación sobresaliente. Dos tipos duros, debú en la dirección de Juan Martínez Moreno, es una desternillante comedia negra de acción trepidante y reparto lujoso.

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En Hotel Danubio, Giménez-Rico recupera la novela de Carlos Blanco llevada al cine en los años cincuenta por Nieves Conde. Se trata de una sugerente película de cine negro perfectamente ambientada y con un lenguaje cinematográfico que hace retroceder al espectador hasta las películas de misterio en blanco y negro, y cuenta con un equipo de excepción y con la producción de José Luis Garci. La decoración y dirección artística ha corrido a cargo de Gil Parrondo, que también trabajó en Los peces rojos, y la fotografía es de otro veterano, Raúl Pérez Cubero.

Santiago Ramos es Hugo, un escritor fracasado del Madrid de los cincuenta que mantiene relaciones con Ivón (Carmen Morales), una joven que trabaja en una compañía de revista. Ella quiere dejar de trabajar y comprarse un abrigo de visón. Entonces aparece Carlos, el misterioso hijo de Hugo, cuya presencia nunca es del todo visible. Carlos le arrebata a su padre una herencia y termina por enamorar a la vicetiple.

"Los peces rojos tenía un único problema; que por censura o autocensura no se llegó hasta las últimas consecuencias", comentó Giménez-Rico tras el pase de la película. "Creí que admitía un remake y se lo comenté a Garci. Compramos los derechos y nos pusimos a trabajar", añadió el cineasta. El cambio mayor radica, además del final, en la estructura del filme. La primera obra recurría al flash back en varias ocasiones y ahora sólo existe uno. En lo que se ha esmerado el equipo es en la ambientación. "Me interesaba retratar la atmósfera inquietante de los cincuenta", comentó el cineasta. Mariola Fuentes, José Sazatornil, Iñaki Miramón y Juan Jesús Valverde completan el reparto.

La última película presentada a concurso ayer, Dos tipos duros, tiene clara vocación de taquillazo y no le faltan ingredientes. A caballo entre clásicos españoles como Atraco a las tres y las locuras de los hermanos Cohen o el primer Jonathan Demme, Dos tipos duros cuenta las peripecias de un desgraciado matón a sueldo, Paco (Antonio Resines), que por una deuda impagada se ve obligado a cargar con el sobrino del mafioso al que le debe dinero (Manuel Alexandre), al que tiene que enseñar el oficio. El torpe e inexperto joven (un deslumbrante Jordi Vilches) termina convirtiéndose en un puntal para salir de los enredos en que se meten por culpa del mal fario de Paco y de una joven prostituta (Elena Anaya) a la que persiguen tipos muy peligrosos.

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Pese a enfrentarse a su primer largo, Martínez Moreno, también guionista de la película, arrastra una larga trayectoria en televisión, y derrocha oficio. "He pretendido hacer cine negro de provincias, destinado a un público amplio que creo que pasará un buen rato", comentó el director. Un ritmo trepidante y actores secundarios de peso, como Rosa Sardá, Mariola Fuentes y Fele Martínez, redondean un filme que logra su propósito de divertir.

La fiesta del documental en lengua española

Consolidar un festival de cine, aunque sea especializado como el de Málaga en cine español, no resulta fácil. Sin embargo, la joven muestra malagueña ha tenido la habilidad de apostar fuerte por el cine documental, que vive un renacimiento y que, al abrirse a todas las películas en lengua española, recoge también joyas producidas en Latinoamérica.

La sección documental de la muestra malagueña, dirigida por Moisés Salama, un enamorado del género, discurre al margen de los flashes y de las grandes galas, pero ofrece algunas de las mejores perlas cinematográficas de la muestra, tanto en la sección oficial a concurso como, muy especialmente, en los ciclos de exhibición.

Este año la organización del Festival ha ofrecido, en colaboración con la Casa de América de Madrid, una lujosa retrospectiva sobre el documental histórico latinoamericano, con joyas como Coffea Arábiga (Nicolás Guillén, 1968), puntal del documental cubano, que toma como pretexto la producción del café para desenmascarar las miserias del régimen cubano; Tire Dié del argentino Fernando Birri (1958-60), película precursora del documental político-social latinoamericano; Araya (1959) , de Margot Benacerraf, pionera de la renovación del cine venezonano, que cuenta la historia de dos familias que sobreviven extrayendo sal en un desierto desolador, o Etnocidio: notas sobre el mezquital (1976), firmada por Paul Leduc, uno de los más importantes directores independientes de México. Así hasta 14 obras maestras prácticamente imposibles de ver hoy día fuera de este circuito. "Montar este ciclo ha supuesto un esfuerzo titánico, que ha sido posible gracias a la colaboración de la Casa de América, pero creo que un festival como el de Málaga crece con este tipo de apuestas", comentó Salama.

En la sección a concurso, la oferta de títulos (13) ha sido interesante y variada. El público ha acogido con calor en los últimos días títulos como Francisco Sánchez, Paco de Lucía, primera aproximación seria desde el documental a la figura del genial guitarrista algecireño, o Raymundo, producción argentina que recuerda al cineasta Raymundo Gleyzer, asesinado por los militares.

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