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Tribuna:ELECCIONES 25M | El debate político
Tribuna
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El empleo de los jóvenes en campaña electoral

Las campañas electorales no son precisamente el campo propicio para el análisis detallado de los principales problemas que tiene la sociedad o las propuestas ajustadas a la solución de los mismos. Ni lo son, ni nadie lo pretende. Estas son más propicias a la elaboración de mensajes sintéticos que pongan en evidencia algún aspecto positivo de la actuación del que lo propone o negativo de los contrincantes. Todo esto se admite, incluso la exageración de los mismos que, en algunos casos, más que convencer a algún incauto lo que pueden provocar es la indignación de las personas afectadas o, más afectuosamente, serios ataques de risa compulsiva.

Lo anterior puede tener una lectura inmediata en los carteles publicitarios y cuñas de propaganda en la radio que el PP está utilizando para demostrar los efectos de su política sobre el empleo de los jóvenes. ¡60.000 puestos de trabajo creados para los jóvenes durante su gobierno en la Generalitat Valenciana!

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Como éste no es tema novedoso, ya que es utilizado de forma recurrente y propagandística por parte de la propia Generalitat y por supuesto, por el PP en campaña electoral, conviene que nos detengamos un poco en lo que dicen los datos sobre el empleo juvenil en la Comunidad Valenciana.

Hemos utilizado para ello los datos provenientes de la EPA para una dilatada serie de años que van desde 1980 hasta diciembre de 2002. Aunque los sucesivos cambios metodológicos de la confección de la misma hacen discutible la comparación coyuntural de los mismos (en beneficio de una interpretación más desfavorable para el PP), para nuestros efectos puede ser útil para demostrar el comportamiento fundamental de las variables del empleo de los jóvenes.

La utilización de la EPA, por otra parte, nos da la seguridad de utilizar un indicador aceptado internacionalmente, aunque no nos deja ver, y sería muy importante, aspectos como el tipo de contratos, temporalidad y retribuciones que tienen estos jóvenes en el mercado de trabajo. Pero eso puede ser objeto de otro análisis.

Lo que salta a la vista en primer lugar es el cambiante número de jóvenes en esos años. El año de mayor población juvenil fue, precisamente 1995: 588.180 jóvenes, mientras que a finales de 2002, solamente había 506.500 jóvenes de entre 16 y 24 años. A nuestros efectos, más de 80.000 jóvenes entre una y otra fecha. Este importantísimo descenso se ha distribuido entre una menor población activa, que ha pasado de 309.660 a 271.980 (37.000 menos), 21.000 nuevos empleos y un descenso de 63.000 parados.

En una fase de crecimiento económico como la que hemos vivido durante los últimos años, vemos que el principal destructor del desempleo es... ¡la tasa de natalidad! Si se hubiese mantenido la misma población activa que en 1995, ¡los jóvenes parados serían 37.000 más!

Lo verdaderamente sorprendente es que, tras el fuerte descenso de la natalidad, hubiésemos mantenido la misma cantidad de parados. La crisis de principio de los años 90, además de los factores económicos de la misma, tuvo que soportar el mayor crecimiento poblacional de España, por lo que su repercusión en el desempleo fue notoria.

Las diferencias entre una y otra situación de bonanza económica se pueden ver en los datos sobre el empleo de los jóvenes en 1990 y en 2002: ¡40.000 jóvenes empleados más en la primera fecha (en la que gobernaba el PSOE) que en la segunda con el gobierno del PP! La creación de empleo joven asociada a las mejores condiciones económicas no le es muy favorable a los gobiernos del PP.

Son muchos los aspectos adicionales que se pueden mencionar sobre los problemas del empleo joven (aplicación de la LOGSE, prácticas en empresas, nivel salarial, sobreeducación en algunos casos, problemática de la formación profesional, becarios de las universidades, etc.), pero lo que no cabe duda es de que la utilización de los datos en la campaña electoral por parte del PP, no puede ocultar una realidad que no le favorece.

Ni han creado más empleo y es falso que los jóvenes que acaban sus estudios tienen un salario decente y un trabajo fijo.

Martín Sevilla es catedrático de Política Económica de la Universidad de Alicante.

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