Los partidos niegan que construir pisos pequeños haga bajar los precios
PSC e ICV creen que la medida sólo beneficiaría a los promotores inmobiliarios
La solución al problema de la vivienda en Barcelona no consiste en construir pisos pequeños y exportar de esta manera los "quarts de casa" de la Barceloneta a otros puntos de la ciudad. Así lo defendió el diputado de ERC Carles Bonet, quien coincidió con el resto de los políticos participantes en el debate organizado por el Colegio de Arquitectos de Cataluña el pasado miércoles en considerar inviable la modalidad de construir viviendas diminutas.
Según los participantes en el debate, construir micropisos, una idea que ha defendido el Gobierno para dar salida a los grandes pisos no rehabilitados del Eixample, sólo beneficiaría a los promotores y en ellos acabarían yendo a vivir "los pobres", en opinión del PSC y de ICV. Tampoco se trata de seguir edificando de forma desaforada porque, además de no ser sostenible, no resuelve "la crisis de accesibilidad" que tiene un sector creciente de barceloneses al que se refirió la economista Carme Trilla.
Hubo pocas diferencias en cuanto al diagnóstico de la situación, pero cada fuerza política desgranó su propia receta. El PP defendió un pacto catalán de la vivienda y los socialistas abogaron por un plan federal que no signifique café para todos, sino atenerse a las necesidades de cada municipio.
Todos reconocieron que es preciso dedicar muchos más recursos públicos de los actuales y plantearon la necesidad de buscar la complicidad con el sector privado. Por parte de ICV, el concejal de Vivienda, Eugeni Forradellas, dijo que al hablar de construir una determinada cifra de pisos se está obviando una parte de la realidad, cuando lo que importa es hacer vivienda a precios asequibles.
Los políticos evitaron entrar en un baile de cifras sobre las viviendas que edificarán si ganan las elecciones. Los diputados Roberto Labandera (PSC), Josep M. Fabregat (PP), Carles Puigdomènech (CiU) y Carles Bonet (ERC) declararon que en los últimos dos años no ha habido sesión del Parlament en la que no se haya hecho mención de la vivienda, lo que significa que también es motivo de debate constante en la sociedad civil.
Aumentar los impuestos
Pese a reconocer que en época de elecciones no es oportuno hablar de aumentar los impuestos, Bonet propuso hacerlo si se quiere incrementar la inversión pública para ampliar la oferta de vivienda social.
A su vez Forradellas pidió a los promotores que hagan vivienda protegida aunque ganen menos dinero. Fue contestado rápidamente por Celestí Ventura, promotor de Metro 3, quien planteó: "Si de cada dos viviendas vendidas en Barcelona una tiene carácter de inversión, ¿por qué la Administración permite que se utilice como sector refugio en sustitución de la Bolsa?". Ventura se mostró categórico al afirmar: "No podemos comprar suelo en Barcelona por 360.000 pesetas el metro cuadrado para luego hacer casas de alquiler".
En el debate, moderado por la periodista Glòria Serra, las preguntas las formulaban desde la fila cero los economistas, arquitectos y promotores invitados por el colegio. Salieron a colación los terrenos de los cuarteles de Sant Andreu.
Carles Bonet preguntó por qué el Ministerio de Defensa no los destina a vivienda social en lugar de venderlos para comprar el último cohete. Forradellas opinó que en uno de los dos terrenos podría hacerse lo mismo que se hizo en Madrid con otros terrenos propiedad del Ejército. En ellos se llevó a cabo lo que se conoció como Operación Campamento, consistente en edificar viviendas, pero todas ellas de protección social. Bonet propuso que en Barcelona al menos podrían reservarse para este fin el 50% de los terrenos de los cuarteles de Sant Andreu.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.