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Tres empresas de Julià suspenden pagos por la caída del turismo

Julià Tours, Autocares Julià e Inmobiliaria Duch afrontan un pasivo de 22 millones

La crisis latinoamericana, los atentados del 11 de septiembre y de Bali, la invasión de Irak, la neumonía asiática e incluso el teatral episodio en Perejil han forzado a llevar al juzgado la suspensión de pagos de tres filiales del grupo catalán de transporte y de turismo Julià, con un pasivo total de 22 millones de euros. El grupo, fundado en 1932 y con un negocio de 230 millones, aspira a mantener la actividad de las tres sociedades.

El intermediario Julià Tours, con unos ingresos de 180 millones, noveno en España por tamaño y primero en Cataluña, creyó haber encontrado en América Latina, donde echó el ancla en los 70, la llave de su estrategia para competir con los gigantes internacionales del sector, considerando que España es un país más receptor que emisor de turistas. Suramérica aporta un tercio de la facturación del touroperador catalán, pero en los últimos tres años la crisis de la región se ha convertido en un enorme quebradero de cabeza. Julià ya ha cerrado en Brasil, donde empleaba a 90 personas, y en Venezuela. En Argentina, donde lidera el mercado, ha reducido de 130 a 60 la cifra de empleados.

Pero en 2002 y en lo que va de 2003 se encadenaron nuevos problemas. El impacto sobre los movimientos de turistas del 11 de septiembre de 2001 se notó con fuerza al año siguiente. A la hora de crecer, Julià Tours no había mirado hacia el Caribe, coto de los grupos hoteleros españoles, sino al Norte de África y Oriente Próximo, por una parte, y hacia Asia, por el otro. La empresa, dirigida por José María Huch y José Adell, no ha podido aguantar la suma de las tensiones en torno al conflicto israelo palestino, la caída de turismo en Marruecos tras el episodio de Perejil, la guerra en Irak, el atentado de Bali y el consiguiente temor a viajar a los países de su entorno. Todo ello corolado por la neumonía asiática, que no sólo ha perjudicado a mercados clave como Tailandia, sino que también ha desinflado los viajes hacia otros dos países por los que la empresa había apostado, Canadà y EE UU. El pasivo de Julià Tours es de 11 millones de euros.

La decisión cautelar de suspender pagos, con el objetivo de negociar con proveedores y entidades financieras el aplazamiento de la deuda y de mantener la actividad redimensionando la empresa y reorientándola hacia Europa y hacia el turismo de salud y el ecoturismo, se hizo irremediable. Según fuentes del sector, fue comunicada a sus 130 empleados el pasado miércoles. Ya está en manos del juez decano.

Las pólizas a Julià Tours avaladas por Autocares Julià, primera empresa española de transporte discrecional, y por la filial Inmobiliaria Duch -acaba de vender a Ferrovial las cocheras de Julià en L'Hospitalet de Llobregat por 16 millones de euros- han arrastrado también a suspender pagos a estas dos filiales, con un pasivo de seis y cinco millones, respectivamente.

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