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Signos

Fernández Malo prepara una novela sobre la Sevilla de 1950

Ginés Donaire

La muerte, el dolor o la tragedia han sido una constante en la obra literaria del escritor jiennense Alfonso Fernández Malo (Torreperogil, 1939). De alguna manera, su afición por la poesía y la novela, que ha alternado con su profesión de abogado, ha estado muy marcada por el recuerdo de su padre, el histórico dirigente socialista Alfonso Fernández Torres, uno de los artífices de la reunificación de los dos sectores del partido en los albores de la etapa democrática. Fernández Malo pasó su infancia en el ambiente rural de la posguerra en Jaén, pero con sólo 10 años, cuando su padre salió de la cárcel, su familia se instaló en Sevilla, ciudad en la que vivió hasta 1977, cuando volvieron a Jaén al convertirse Fernández Torres en diputado socialista de la primera legislatura democrática.

Precisamente, del dolor de la guerra y de sus vivencias en la Sevilla de mediados de siglo tratan las dos próximas obras de Alfonso Fernández Malo. De un lado, en el poemario Tránsito (del que ayer anticipó varias estrofas en una lectura poética organizada por la asociación Arco del Consuelo) aborda el tema de la muerte, tanto física como espiritual. Al mismo tiempo, Fernández Malo trabaja en la que será su tercera novela. Hispalis es su nombre provisional, y en ella se hace un estudio a medio camino entre la realidad y la ficción de la sociedad sevillana a partir del protagonista central, un personaje bohemio.

Lo mágico y lo crítico

Fernández Malo se define como un "escritor del realismo entre lo mágico y lo crítico". Su obra, asegura, está influenciada en parte por su admiración hacia escritores como Rafael Sánchez Ferlosio, Luis Martín Santos o el méxicano Juan Rulfo. Con todo, su producción literaria no ha sido abundante, sobre todo en el campo de la novela. "Los escritores del sur tienen más dificultades para escribir novelas por su mentalidad barroca y su propensión a la metáfora y a la síntesis", se justifica Fernández Malo. No obstante, con anterioridad escribió De sol a sol, ambientada en los ambientes agrarios de la posguerra, y Dientes de leche, la historia de una niña que rompe con todos los estereotipos de la sociedad burguesa del franquismo.

Más fecunda ha sido su producción de poemas (Romances fue su última obra, en 2000) y, sobre todo, en cuentos, uno de los géneros donde más a gusto se desenvuelve. Precisamente, en 1966 ganó el Premio Sésamo de Cuentos con la obra La china negra, sobre los niños que juegan a la guerra, y tres años más tarde publicó una antología con otros autores andaluces premiados.

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