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Tribuna:AULA LIBRE | Aulas
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Elecciones en la Olavide: tiempo de refundación

También en la Universidad Pablo de Olavide (UPO) la carrera electoral está lanzada. Bajo la denostada LOU ya los distintos sectores de la comunidad universitaria estamos convocados para elegir nuevo rector el próximo día 14 de mayo. En estos días, paréntesis entre dos pausas vacacionales que imprimen a las universidades sevillanas un pulso bajo y una alta dispersión, en la nuestra se han acometido dos hechos notorios: posesión del Presidente del Consejo Social y presentación del o de los candidatos a rectores, que tal vez hubiesen merecido una superior consideración formal. Pero en fin, sea como fuese, cuando regresemos de los días feriales, -u otros sucedáneos de ocupación del ocio- y se abran ya en las aulas las urgencias por la inmediatez de los exámenes, viviremos en la UPO una campaña electoral que todavía no sabemos a ciencia cierta cómo va a discurrir.

Sea con una o con varias candidaturas, -que eso sería ahora lo de menos-, lo esencial es que ese 14 de mayo cerrará una etapa: la de gestación y primer desarrollo de esta joven universidad sevillana. Se cerrará así una fase marcada muy nítidamente por una gestión de signo personalista, algo que, desde luego, no ha sido más que la reedición en la UPO de otros similares procesos vividos por las otras universidades de Andalucía creadas en desarrollo de la Ley de Ordenación y Coordinación de nuestro sistema universitario regional. En que estamos al final de un tiempo irreversible coinciden ya casi todos. Es aserto común expresado por pasillos y despachos que estas elecciones, -al margen de cual sea su resultado-, serán un final y un principio y, -salvo tal vez en el angosto círculo pretoriano que todavía rodea a la actual rectora-, esta constatación de inminente cambio se acompaña en algunos con inequívocas muestras de alivio. "Hemos finalizado una etapa de poder personalista", decía el actual secretario general al abrir una reunión informativa que pretendió ofrecerse como el inicio de un debate imposible, porque al mismo tiempo se trabaja ya en el "atado y bien atado". "Este es el final de la época de los agradecimientos", se expresaba privadamente un profesor, elevado en tiempo récord desde su titularidad en la Hispalense hasta su cátedra en la UPO y que ahora recolecta votos para el candidato oficialista. En síntesis, finaliza una etapa y como es de suponer, cada cual la cuenta y valora más por cómo le fue a él que por cómo le ha ido a la institución.

Llevado por respetables actitudes prudentes sugieren otros que la campaña electoral inmediata mire solo al futuro, sin hacer análisis de la situación presente. Pero esto no es posible, porque este presente es el basamento sobre el que se ha de edificar el trabajo del próximo rector. Y además, bajo esa prudencia, no deja de asomar precisamente un sesgo de presunciones críticas que, por lo que sea, no quieren explicitarse. Para intentar construir un futuro mejor para nuestra UPO, sin embargo, no es posible mirar para otro lado e ignorar que arribamos a esta coyuntura electoral con muchas sombras que, a causa de su gravedad, han ido ocultando las luces y los soles que también ha habido a lo largo de estos años de gestión. Antes al contrario, bueno sería discernir abiertamente sobre lo que nos pasa y sobre sus causas profundas. Y desde ahí, ahora sí, propiciar entre todos un tiempo de refundación para la UPO, capaz de recuperar parte del tiempo y de las ilusiones perdidas, de rescatar lo que aun sea posible de aquel espíritu inicial, de aquella hermosa concertación de complicidades positivas que atravesaba transversalmente por todos los sectores de la comunidad universitaria, donde la mayoría había confundido, -habíamos confundido-, aquel proyecto de Universidad con nuestros propios proyectos personales.

Esta refundación de la Pablo de Olavide debe ser abordada con decisión por el próximo rector. Es una cuestión más de supervivencia que de mera coyuntura programática. Y ha de comenzar por algo tan simple como propiciar la plena "normalización" de la vida democrática de esta institución, haciendo práctica cotidiana de la tolerancia, del valor de la discrepancia, de la garantía de los todos los derechos de todos y, en fin, del rechazo de cualquier tentación de confundir los intereses públicos y los privados, lo que por lo demás es exigible a esta y a todas las demás instituciones de derecho público. Y con esta misma aspiración de "normalización" habrá de abordarse también, entre otras muchas tareas, la mejora de las relaciones externas de la UPO y su reubicación en el entramado institucional, social y cultural, de Sevilla y de su entorno metropolitano. En este sentido, asegurar un esfuerzo confluente y a la vez complementario, sustentado en la existencia de relaciones fluidas y de mutuos respeto, con la Universidad Hispalense se nos antoja de inaplazable urgencia.

Juan Manuel Suárez Japón es catedrático de Geografía Humana de la Universidad Pablo de Olavide.

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