Cuatro lustros sin cambiar de alcaldes
Los partidos ultiman sus estrategias para ganar en los municipios que se han convertido en feudos tradicionales
La batalla electoral en Madrid está plagada de fortines. Municipios que, por una razón u otra, han resistido los embates de las urnas y se han mantenido fieles siempre a un color político. La proximidad de las elecciones municipales y autonómicas del 25 de mayo hace que unos y otros refuercen sus plazas y preparen el asalto a territorios hasta ahora inexpugnados. Las estrategias varían según el partido, pero todos coinciden en una cosa: la victoria en feudo ajeno tendrá repercusiones más allá del propio municipio.
Pozuelo de Alarcón y Getafe sólo han conocido un alcalde en veinte años. José Martín-Crespo, del Partido Popular, y Pedro Castro, del PSOE, han vencido ininterrumpidamente en todas las elecciones desde 1983, al igual que sus partidos lo han hecho desde que llegase la democracia. En esta ocasión, Castro aspira a revalidar su puesto, mientras que Martín-Crespo dará paso a un colaborador cercano de Aznar, Jesús Sepúlveda.
El perfil del aspirante del PP: joven, conocido y que no haya sufrido derrotas
"Más vale malo conocido que bueno por conocer", dice el alcalde de Pozuelo
Martín-Crespo habla con la libertad de quien ya no tiene que someterse a las reglas del juego político. Para él, perder una alcaldía se debe más a deméritos propios que a los logros de la oposición: "Los alcaldes en Europa tienden a perpetuarse. Si una ciudad encuentra un buen regidor, suele mantenerlo, al margen de colores políticos. En muchos casos, los ciudadanos aplican la máxima de 'más vale malo conocido que bueno por conocer". Y cita el ejemplo del alcalde de A Coruña, Paco Vázquez: "Un socialista en una región que no es de izquierdas".
La candidata socialista en Pozuelo, Esther Alonso, coincide en parte con la tesis de MartínCrespo y piensa que, esta vez, los populares no las tienen todas consigo: "El PP ha gobernado por la resignación de una parte de Pozuelo que no iba a votar. No ha habido alternativas solventes por parte de nuestro partido y no hemos sabido comunicar bien nuestras propuestas a los vecinos".
Alonso cree que la crisis que se abrió en el PP de la localidad por la designación de Sepúlveda como candidato puede pasarles factura. Por esa rendija ven los socialistas una oportunidad para tomar una plaza tradicionalmente esquiva. No en vano los comicios municipales de 1999 les resultaron más propicios que otros anteriores: el PP pasó de 18 a 15 concejales, y el PSOE, de 4 a 10 ediles.
Pozuelo de Alarcón es el municipio de mayor renta per cápita de la región y quinto de España, aunque Ruth Porta, secretaria de política institucional de la Federación Socialista Madrileña (FSM), resta importancia al estrato sociológico como factor de voto: "Las diferencias entre los municipios en los que se vive por encima de la media y los obreros cada vez están más superadas, así que lo que importa son los servicios que se ofrezcan al ciudadano".
El que será competidor con Pedro Castro por la alcaldía de Getafe, José Luis Moreno, emite un análisis similar al de Porta: "Es cierto que ésta es una zona industrial, donde nació el movimiento sindical. Pero ya no existen izquierdas ni derechas, y eso se nota en el cambio generacional".
Este discurso se repite en todos los candidatos populares que aspiran a tomar el cinturón rojo del sur de Madrid. Guadalupe Bragado en Leganés, Juan Barranco en Fuenlabrada, Esteban Parro en Móstoles y el citado Moreno en Getafe, pretenden seguir los pasos de Pablo Zúñiga en Alcorcón, quien se convirtió en el primer alcalde del PP que rompió la maldición del sur.
Para ello, utilizarán la gestión de Ruiz-Gallardón al frente de la Comunidad como reclamo para atraer a los votantes. Sin embargo, Ricardo Romero de Tejada, secretario general del PP en Madrid, deja gran parte del peso electoral sobre los hombros de los aspirantes. "La primera estrategia es dejar toda la responsabilidad en los candidatos. Lo que hay que hacer es escogerlos bien", explica.
Romero de Tejada confiesa la fórmula de su partido para alcanzar la victoria en las municipales: "El 25% del éxito lo pone el candidato. El resto, los partidos y los programas".
Para ello, el PP ha apostado sin ambages por un perfil de aspirante muy definido, que reúna al menos una de estas características: joven, conocido en la ciudad y que no esté quemado en la brega política por las sucesivas derrotas frente al PSOE.
Frente a la seguridad que proporciona a los socialistas la fidelidad de su voto, los populares blanden metrosur y recorren las calles intentando dar una imagen de cercanía al ciudadano. En este sentido, Juan Barranco, candidato del PP en Fuenlabrada, ha anunciado ya su intención de abrir una Oficina de Atención al Ciudadano que esté abierta todas las tardes y recoja reclamaciones.
Todo por seguir los pasos de Zúñiga en Alcorcón, que promete convertirse en una de las batallas electorales más apasionantes del 25 de mayo. Después del traspiés socialista en la ciudad en 1999 -cuando se convirtió en la primera ciudad del cinturón rojo en ser gobernada por el PP-, la pugna se prevé encarnizada entre Zúñiga y Enrique Cascallana, del PSOE.
Cambiar ideología por rostros. Ésa parece la apuesta del PP de cara al 25-M. En el oeste de la Comunidad, donde la presencia del partido de Ruiz-Gallardón es casi omnímoda, el PSOE aspira a mejorar sus resultados y desbancar al PP de algunos municipios en los que es casi intocable.
Al margen de Pozuelo, donde Esther Alonso representará a los socialistas, la secretaria de Política Institucional, Ruth Porta, afirma que tienen "muchas esperanzas" en Majadahonda y Las Rozas, además de en Tres Cantos, gobernada por independientes y PP. De hecho, en las últimas elecciones logró regir municipios como Galapagar o Villalba.
Porta razona sus expectativas: "En esa zona ha crecido mucho el número de viviendas y habitantes, pero no el de servicios. Como Pozuelo, que no era más que un montón de urbanizaciones, con apenas conciencia de ciudad. Pero eso está cambiando, y la gente se ha vuelto más exigente y más reivindicativa".
Para ello, la representante de la FSM asegura que cree menos en las "estrategias electorales" que en "la labor desarrollada en la oposición día a día durante cuatro años".
Pero no sólo el PSOE y el PP tienen sus feudos inexpugnables. Existe una ciudad, en el este de la región, que se mantiene firme ante el asedio de los grandes partidos a lo largo de los años. Salvo en el periodo entre 1991 y 1995, Izquierda Unida y antes el Partido Comunista han regido los designios de San Fernando de Henares, población de 32.000 habitantes.
Montserrat Muñoz, su alcaldesa, atribuye el éxito a haber sabido aprovechar su oportunidad. "En 1979, con las primeras elecciones, San Fernando era un municipio obrero, que confió en el Partido Comunista. Después, lo único que hemos tenido que hacer ha sido no defraudar esa confianza. Por eso, mediante la participación ciudadadana y gracias a un modelo de crecimiento sostenible, hemos logrado seguir gobernando. También influye que la gente se cansa de las mismas caras, pero no de los mismos partidos".
Por el momento, parece complicado que los dos grandes partidos nacionales hinquen el diente a San Fernando. Los últimos comicios depararon un resultado contundente: 13 concejales para IU y 4 para PP y PSOE, respectivamente.
Puede que el 26 de mayo, con la resaca de las elecciones todavía encima, alguno se vea en la tentación de aliviar la derrota con una victoria en uno de estos feudos inexpugnados. Tal vez entonces esa pica en Flandes sirva de nuevo para justificar que una vez más "nadie ha perdido" en unos comicios.
Objetivo Móstoles
Es una ciudad de apenas 200.000 habitantes, pero para el Partido Popular es una de las 15 más importantes de España. Así la consideró el presidente Aznar el pasado mes de julio, mucho antes de que se abriesen las hostilidades por la joya de la corona de las ciudades del sur de la Comunidad.
La razón es muy sencilla: el PP lleva dos legislaturas seguidas quedándose a un solo concejal de la mayoría absoluta, lo que le ha impedido formar gobierno.
Desde las filas populares se insiste en el efecto llamada, que, según ellos, contagiaría la victoria en Móstoles a los núcleos urbanos de alrededor. Ricardo Romero de Tejada, secretario general del partido en Madrid, no muestra ningún reparo en reconocerlo: "Es la piedra angular de nuestra estrategia, la ciudad clave".
Móstoles tiene una renta per cápita 23 puntos por debajo de la media de la región. Aún y todo, el alcalde mostoleño, José María Arteta (PSOE), que volverá a aspirar a la alcaldía, confía en que los ciudadanos vuelvan a demostrar su confianza en los socialistas, y para ello apela a los éxitos en las gestiones de él y sus antecesores.
"Cuando entramos en 1979, el pueblo no tenía ni agua corriente, se abastecía con pozos. Desde entonces, la ciudad se ha transformado hasta convertirse en la más grande del sur, con unos servicios muy por encima del nivel de renta", declara.
Si bien el PSOE no goza de una mayoría absoluta en Móstoles desde 1983, el alcalde ha sido de este color político siempre, las dos últimas legislaturas coligados con Izquierda Unida. En 1999, los socialista obtuvieron 11 concejales por 13 de los populares.
El candidato del PP en la localidad, Esteban Parro, alude a este factor como uno de los que pueden desequilibrar la balanza a su favor: "La gente no entiende que el partido más votado dos veces consecutivas no sea el que los gobierne".
Preguntado sobre sus bazas de cara a las elecciones del 25-M, Parro no lo duda ni un instante en citar la primera: "Las políticas de Gallardón".
El presidente de la Comunidad y aspirante a la alcaldía de Madrid fue objeto el pasado jueves de un emocionado homenaje por parte de sus correligionarios del sur, precisamente en Móstoles. Los candidatos del PP, y muy especialmente Parro, a duras penas podían ocultar el agradecimiento a quien, según comentan, "les ha abierto las puertas del sur".
Una victoria en Móstoles bien podría abrir las puertas de los municipios cercanos. Los candidatos populares de Fuenlabrada, Getafe y Leganés esperan con interés los resultado. Para el sur, cada vez más unido con la llegada del metro, ganar allí puede ser un vaticinio de lo que ocurra en los próximos años.
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