Ciencia, tecnología y sociedad
El cruce de cartas entre Luis Ruiz y Ximo Brotons (EL PAÍS, 22 y 23 de abril) es un magnífico ejemplo de la urgente necesidad de superar el divorcio existente entre humanidades y ciencia y tecnología.
En el siglo XVI, cuando se acuñó el término humanidades, ciencia y técnica estaban incluidas en él. La Ilustración, el academicismo y el romanticismo llevaron a la separación definitiva. No podemos seguir viviendo con esta fractura, con ciencias y humanidades divorciadas, sin que nosotros pongamos las bases para que nuestros hijos reciban la educación que necesitan para entender y construir el mundo en que les toca vivir.
En las dos cartas se apuntan soluciones. Cuando desde el terreno de las humanidades se critica el "retrohumanismo" y desde el terreno de la ciencia se admite que la educación tecnológica tiene una función cultural, se están tendiendo puentes entre las dos culturas. Para construirlos, nuestro sistema educativo debe consolidar el área de tecnología en cuanto formación básica, con profesores adecuados y presencia en todos los itinerarios; dar relevancia a los contenidos de ciencia, tecnología y sociedad en el área de sociales y en filosofía, y sobre todo propiciar el trabajo interdisciplinar.