López Murphy puede dar la sorpresa
El incesante goteo de votantes indecisos, que en el último mes se ha reducido del 30% a poco más del 10%, parece haber llenado el pozo sin fondo de expectativas que tenía la derecha argentina con el candidato Ricardo López Murphy, un ex militante de los sectores conservadores y minoritarios de la Unión Cívica Radical que llegó al gobierno de la Alianza, en 1999, como ministro de Defensa.
Poco después de un año, el ex presidente Fernando de la Rúa recurrió a él y a su equipo de técnicos para salvar la crisis en el Ministerio de Economía luego del fracasado blindaje que intentó José Luis Machinea. El plan de medidas de ajuste que anunció López Murphy y la inmediata reacción contraria a su designación en la Alianza y en los sectores sociales afectados llevaron a De la Rúa a pedirle la renuncia 16 días después de rogarle que asumiera el cargo. Decepcionado, "usado", como dijo sentirse entonces, en abril de 2001, López Murhpy -hijo de una familia antiperonista, bautizado con los nombres de Ricardo Hipólito por los históricos líderes radicales Ricardo Balbín, su padrino, e Hipólito Irigoyen- abandonó la militancia en el partido político heredada de su padre y emprendió el regreso con la ilusión de fundar el "movimiento federal" con el que se proponía luchar contra la hegemonía peronista para "recrear" Argentina.
Hoy, dos años más tarde, el candidato del MFR (Movimiento Federal Recrear) que hasta hace dos meses era seguido por el aglomerado de la derecha pura y dura a la que sólo une y pegan los intereses económicos y financieros, el antiperonismo y la izquierda, se encontró en el camino con una masa consistente de votos entre los que se arremolinan, según los analistas, "independientes", "ex radicales ahora sin partido" y "ex peronistas".
López Murphy se ve favorecido también por una circunstancia histórica excepcional: el Partido Justicialista (peronista), derrotado una vez en 50 años en unas elecciones generales, no ha podido resolver sus diferencias ideológicas internas y se presenta dividido en tres frentes, encabezados por Carlos Menem, Néstor Kirchner y Adolfo Rodríguez Saá.
El publicista Raúl Naya, experto en campañas electorales, consultado ayer por EL PAÍS, estimaba que López Murphy tiene a favor "el viento en la camiseta que suma indecisos en el tramo final. Ese viento se lo están soplando los sectores económicos y los medios de comunicación que los representan. Ellos observan con preocupación el alto índice de rechazo hacia Menem en la segunda vuelta y, si logran colocar a los dos ahora, después les daría lo mismo cualquiera".
Los encuestadores coinciden en que el bulldog, una referencia a la "cara de perro" del candidato que se propone ser "un feroz e insobornable guardián de la Constitución, las leyes y de los fondos públicos", supera a los peronistas en la Capital Federal y en algunos sectores urbanos de clase media y alta. Pero no hace pie entre los marginales, el 52% del país. Dos expertos consultores, Ricardo Rouvier y Julio Aurelio, arriesgan más. Para ellos, "López Murphy está hoy en la segunda vuelta y el otro lugar lo disputan los peronistas Menem y Kirchner".
Rouvier dice que se sintió "muy sorprendido" cuando vio los resultados de la encuesta nacional que cerró la pasada semana. "Es más, pedí que revisaran todo nuevamente porque no podía creer que López Murphy encabezara el sondeo con un 24%, más de seis puntos arriba de Menem y Kirchner", añade. Las consultoras admiten que no hay datos de los barrios de chabolas y de los más pobres del segundo y tercer cordón de la periferia de la capital, donde viven millones de personas. Allí no entra la policía y los encuestadores no se animan aun cuando las empresas les contraten un seguro de riesgos de trabajo.
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