Sant Jordi vuelve a llenar la calle

El día de Sant Jordi se convirtió ayer, una vez más, en la fiesta más popular de Cataluña. Barcelona quedó prácticamente colapsada durante toda la jornada. La tradición de la rosa y el libro está dando paso a un gran foro en el que todo cabe y en el que todos quieren estar: desde los promotores de un casting cinematográfico hasta la eurovisiva Beth, desde la presentación a lo grande del nuevo centro Ikea hasta los más diversos movimientos de solidaridad y alternativos. Más de 200 autores se repartieron por los 300 puestos instalados en Barcelona. Las ventas de libros se incrementaron entre el 5% y el 7%, y triunfaron los autores Andreu Buenafuente, Javier Cercas, Carlos Ruiz Zafón y Asha Miró, y los libros de Terenci Moix.

Floristas, entidades solidarias, estudiantes y espontáneos vendieron seis millones de rosas, a precios que oscilaron entre 2 y 6 euros

Jordi Pujol ofrece la última chocolatada en el Palau de la Generalitat como presidente del Gobierno catalán

Los autores más vendidos fueron Andreu Buenafuente, Javier Cercas, Carlos Ruiz Zafón, Asha Miró, Quim Monzó y Terenci Moix

El escritor Terenci Moix, que falleció el pasado 2 de abril, fue homenajeado con un acto cinéfilo en la Filmoteca, al que asistió su hermana, Ana María Moix. También en la Biblioteca de Cataluña se le recordó con una pequeña exposición de sus obras.

Los escritores, disciplinados, cumplieron con el ritual de la firma, divertido unas veces, embarazoso otras, e incluso aburrido. Entre los firmantes, desde el novel José Luis Rodríguez del Corral, ganador del último Premio La Sonrisa Vertical, hasta los más bregados en estas lides: Antonio Gala, Josep Maria Espinàs y Mercedes Salisachs, que lamentó quizá no haber podido asistir en Madrid a la recepción con motivo del Premio Cervantes al lado de los Reyes. Las colas más largas se formaron delante de los escritores con mayor popularidad, como Gala, Santiago Carrillo y Joaquín Sabina, y de algunos personajes televisivos, como Buenafuente y Carlos Latre.

Los puestos de libros y de rosas -casi seis millones se vendieron- tuvieron que hacer lugar a otros de lo más insólito, como la caseta que una productora de cine instaló en el paseo de Gràcia para seleccionar a figurantes con vistas a participar en la película La llegenda del llibre i la rosa. El casting se repitió en Lleida, Girona y Tarragona. Sólo en Barcelona, a media tarde, habían sido fichados más de 5.000 aspirantes a extras. La eurovisiva Beth también hizo bolos por las cuatro capitales catalanas, pero ella en helicóptero. Llenó de fans y de curiosos los centros comerciales por los que transitó firmando su primer disco, que incluía rosa.

Altavoz

Estas iniciativas, y muchas otras, ponen en evidencia que la tradición del libro y la rosa poco a poco se va superando y la fiesta se está convirtiendo en un altavoz para la venta, promoción y difusión de productos e ideas. El Fòrum 2004, por ejemplo, quiso aprovechar el día para presentarse ante los ciudadanos con tres carpas instaladas en plena plaza de Catalunya. Un vídeo promocional, más publicitario que informativo, y pequeñas actuaciones musicales y literarias completaban un programa que a muchos de los asistentes les supo a poco. Eso sí, consiguieron un gran éxito en lo que se refiere a imagen al regalar miles de bolsas con el logotipo del Fòrum que incluían un folleto explicativo muy general, un bolígrafo y un adhesivo.

La fiesta acabó en la avenida de la Catedral con un concierto de Els Pets -que también se hincharon de firmar ejemplares del libro que Pep Blay ha escrito sobre ellos- y un baile de Dracs.