Las células madre adultas sirven para tratar corazones infartados

Las células madre de la médula ósea se confirman como una herramienta útil para reparar el tejido cardiaco dañado después de un infarto. La técnica, que ya se ha usado experimentalmente (entre otros, por médicos de los hospitales Clínico y Pío del Río Hortega de Valladolid), ha sido mejorada y publicada por científicos del Texas Heart Institute (EE UU) y del Hospital Procardiaco y la Universidad Federal de Río de Janeiro (Brasil) en la revista de la Asociación Americana del Corazón Circulation. Los editores de la publicación adelantaron ayer el acceso al artículo por su "interés e impacto clínico".

El ensayo compara por primera vez la evolución de dos grupos de infartados. Uno, de 14 personas, recibió hasta 15 inyecciones de células madre. El otro, de siete pacientes, actuó como grupo de control y siguió un tratamiento convencional.

Los resultados, según los autores del estudio, demuestran que a los dos meses de comenzar el tratamiento el estado de los enfermos que recibieron células madre es mejor (tienen menos anginas de pecho, fallos cardiacos y una mayor capacidad de bombeo de sangre) que el de los otros. En cada uno de los dos grupos (todos ellos compuestos por pacientes en situación muy grave) ha habido un fallecimiento.

Los expertos que dirigen el ensayo, James Willerson y Emerson Perin, no sólo han reunido suficientes casos para comparar el resultado de la técnica. También han incorporado dos mejoras, según reconoce el doctor Francisco Fernández Avilés, jefe del equipo del hospital Clínico de Valladolid pionero en este tipo de intervenciones en España que ya ha tratado a 10 pacientes con este sistema.

"Cuando nosotros hicimos la primera intervención en septiembre del año pasado, usamos todas las células pluripotentes de la médula ósea del paciente", explica Fernández Avilés. Willerson, Perin y sus colaboradores han usado sólo un tipo de ellas. Las llaman células madre CD34 porque tienen una proteína CD34 en su cubierta. Esta característica hace que sean muy fáciles de distinguir, lo que resulta muy útil tanto a la hora de aislarlas como durante el seguimiento del proceso. Los investigadores tardaron apenas cuatro horas desde que extrajeron el material de la médula ósea hasta que obtuvieron un cultivo de células madre CD34 que introdujeron mediante un catéter por la aorta en el corazón de los pacientes. "Todo el mundo está de acuerdo en que estas células son las mejores para la regeneración", afirma Fernández Avilés.

Estas células ya han demostrado su capacidad para regenerar vasos sanguíneos. Pero además ofrecen otra ventaja, según recogen los autores del ensayo y confirma Fernández Avilés: son muy seguras. "Con ello se evitan problemas como las palpitaciones", aclara el médico español. Como se usan células obtenidas de los propios pacientes no hay riesgo de rechazo.

El otro avance de los médicos estadounidenses que han dirigido el proyecto en Brasil es de tipo técnico. "Lo peculiar de su ensayo es que han usado un sistema muy complicado de imagen para localizar las áreas del corazón más dañadas por el infarto y aplicar ahí la inyección de células madre", explica Fernández Avilés, quien conoció hace un mes un adelanto del resultado de las pruebas de Perin. "Es un procedimiento larguísimo y muy complejo que requiere un equipamiento que todavía está en pruebas", añade.

Lo que todavía no está claro es el método en que las células CD34 actúan. Por un lado poseen una gran capacidad para convertirse en otro tipo de tejido (cardiaco o vascular). Por otro podría ser que su efectividad se deba a que induzcan al crecimiento de las células musculares cerca de las zonas dañadas, señalan los expertos.