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Políticos rusos denuncian su desamparo ante el crimen organizado

Pilar Bonet

Diversos políticos rusos denunciaron ayer la incapacidad de los dirigentes del Estado para luchar contra el terror que costó la vida a Serguéi Yushenkov, un popular diputado de la Duma estatal (Cámara baja del Parlamento) asesinado a tiros a la puerta de su casa el 17 de abril. Las exequias de Yushenkov, celebradas ayer en Moscú, evidenciaron la indefensión y vulnerabilidad de los políticos frente a un entorno criminal que goza de la mayor impunidad. El asesinato empaña la imagen de estabilidad y orden que el presidente Vladímir Putin se esfuerza en acuñar y pone a prueba la gestión del ministro del Interior, Borís Grizlov, allegado del presidente y uno de los líderes de Rusia Unida, principal apoyo del Kremlin en el Parlamento.

"Por desgracia no podemos decir que encontraremos a los asesinos y que el canalla será castigado", manifestó Víctor Pajmelin, copresidente (junto con el asesinado) del partido de derechas Rusia Liberal. "Ha sido un crimen político y lo mataron para que nadie tuviera dudas", dijo Serguéi Ivanenko, del partido liberal Yábloko, que exigió al presidente la aclaración del crimen.

Yushenkov, de 52 años, era un legislador fiel a sus ideas que gozaba de una reputación de honradez intachable. Se inició en la política en los ochenta, cuando era un joven oficial de talante reformista. Llegó a ser jefe del comité de Defensa de la Duma y en la primera guerra de Chechenia consiguió rescatar a un grupo de oficiales a los que el Ministerio de Defensa había abandonado a su suerte en el territorio independentista.

Comicios en diciembre

Con su muerte se eleva a nueve el número de diputados de la Duma asesinados desde 1993. El crimen, ejecutado a todas luces por un profesional, supone un siniestro comienzo de la campaña que culminará con las elecciones parlamentarias del próximo diciembre. Todas las versiones sobre los posibles motivos tienen cabos sueltos, aunque ello no impide a los diferentes actores de la política rusa utilizarlas en detrimento de sus adversarios.

Yushenkov, de 52 años, había colaborado con el magnate Borís Berezovski, quien desde Londres financiaba Rusia Liberal. Las relaciones entre ambos se deterioraron cuando Berezovski se mostró dispuesto a financiar también a la izquierda. Yushenkov contribuyó a la difusión de un documental financiado por Berezovski en el que se acusaba a los servicios secretos rusos de las explosiones ocurridas en Moscú en el otoño de 1999. Alyona Morozova, hija de una de las víctimas y colaboradora de Yushenkov, anunció ayer su intención de pedir asilo político en EE UU.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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