Un ojo en la patria y otro en la urna

Bilbao, Pamplona, Gernika y Amaiur (Navarra), a este lado de la frontera, y Bayona, Hendaya, San Juan de Luz y Espelette, en el País Vasco francés, fueron escenarios de actos del Aberri Eguna. Bastantes dirigentes nacionalistas repitieron celebración. Los actos más concurridos volvieron a ser el organizado por el PNV en la Feria de Muestras de Bilbao, con la intervención de Arzalluz e Ibarretxe, y la marcha-mitin de AuB en Pamplona, que apoyaba expresamente Batasuna y nutrieron los principales dirigentes de la formación ilegalizada. En la cabecera de la marcha , además del habitual bosque de ikurriñas, destacaban varias banderas cubanas.

Pese a la dispersión de convocatorias, en los discursos de los distintos oradores hubo una apelación a la unidad nacionalista y algún recordatorio nostálgico al Aberri Eguna de 1999, cuando la tregua de ETA permitió a todas las fuerzas acudir al acto unitario convocado por Udalbiltza. De los rescoldos de Lizarra ya sólo queda el término Euskal Herria como denominación común nacionalista para esa patria prometida.

Sin embargo, la atención y las intenciones de casi todos estaban concentradas en las elecciones del 25 de mayo. La apuesta del PNV y EA por fagocitar electoralmente a la ilegalizada Batasuna convierte a los desunidos hermanos nacionalistas de ayer en acérrimos rivales de mañana.

Mejor de pasado mañana, porque el Aberri Eguna es también para muchos políticos el inicio de una estampida vacacional.