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Reportaje:

¿Dónde están los bioempresarios?

Los máster de gestión biotecnológica buscan paliar el déficit que padece España

La oveja Dolly murió antes de lo previsto, si bien la biotecnología no ceja en su empeño de transformar las condiciones de vida. En España acusamos una carencia de formación en administración y dirección de empresas biotecnológicas, que complementen los conocimientos científico-técnicos. El resultado es la lejanía de los niveles europeos en cuanto al lanzamiento al mercado de proyectos innovadores en este campo.

En 2015 el sector biotecnológico facturará 250.000 millones de euros y dará empleo a tres millones de personas en el mundo
La Asociación Española de Bioempresas asegura que en nuestro país sólo existen dos máster especializados en este sector
La Universidad Autónoma de Barcelona lleva la delantera en la aplicación de la biotecnología al campo empresarial

"España padece una desconexión entre la mentalidad científica y la mentalidad empresarial. Necesitamos bioemprendedores, personas capaces de transformar sus ideas y los resultados de sus investigaciones en productos que se vendan". Quien así se pronuncia es Fernando Royo, presidente de la Asociación Española de Bioempresas (Asebio), que reúne a más de 60 firmas de las 119 del sector biotecnológico, que facturaron 1.650 millones de euros el año pasado y donde hay firmas tan conocidas como Zeltia, que cotiza en el Ibex, o Puleva Biotech. El 40% de éstas se ha creado en los últimos tres años.

El problema afecta a los programas de gestión y administración de empresas (MBA). "Los máster tradicionales encaminan sus enseñanzas hacia los departamentos financieros, la consultoría, la alta dirección..., pero no resuelven las cuestiones a las que deberá enfrentarse un emprendedor de negocios biotecnológicos, que se mueve más en el campo de la pyme, sobre todo en sus comienzos", prosigue Royo.

Es una opinión compartida por Emilio Muñoz, biólogo molecular y presidente del consejo científico de Asebio. Esta entidad impulsa el foro científico-empresarial Biospain 2003, que pretende identificar oportunidades de negocio en este sector y atraer inversiones extranjeras.

Muñoz opina que son necesarios los cursos de posgrado específicos que "completen la formación científico-técnica con conocimientos de gestión empresarial y de legislación". Este aspecto es determinante en un terreno tan regulado por los peligros que podría tener en la salud. "Tenemos un superávit de materia gris en España, pero esa riqueza académica no se traduce en creación de empresas", resume Royo.

Existen dos máster especializados, según Asebio: Biofórum va por su segunda edición, y el de la Escuela Intrenacional Aliter, en Madrid, por la cuarta. Este último ofrece seis meses de prácticas. En un terreno próximo, aunque con objetivos diferentes, está el máster en Auditoría y Gestión Medioambiental de la Empresa de Formaselect.

En el mundo universitario, los cursos de posgrado y doctorado de biotecnología son relativamente abundantes (sobre todo alimentario y medioambiental), pero la realidad es que las enseñanzas dedicadas a su aplicación al campo empresarial se introducen con cuentagotas. La delantera la lleva la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB). Su titulación en Boptecnología -en mayo salió la primera promoción- es una excepción, junto con la ofrecida por la Universidad Francisco de Vitoria en su campus de Pozuelo de Alarcón (Madrid). El programa de la UAB, de cuatro años, combina la enseñanza de biología, química, matemáticas e ingeniería, con economía y gestión de empresas, así como prácticas en firmas privadas e instituciones.

El necesario clima empresarial

"No pretendemos formar biotecnológicos, sino biogestores, vendedores de ideas y comercializadores de patentes que dispongan de un componente científico que, sin duda, resulta necesario, pero que no es suficiente", señala Armando Albert, ex presidente de la Sociedad Española de Biotecnología y director académico de Biofórum. En su opinión, España padece las consecuencias de la falta de un "clima empresarial" en este sector, algo que no se da en otros países como Alemania, Reino Unido o Bélgica. Pese a que la tensión bélica ha profundizado la retracción del capital-riesgo, del que en buena medida dependen las nuevas empresas, Fernando Royo recuerda que existen subvenciones para estas iniciativas. Algo que, en su opinión, debe alentar la creación de empresas. Según los cálculos que maneja Asebio, en el año 2015 el sector biotecnológico dará empleo a tres millones de personas en todo el mundo, con un volumen de negocio que se situará en torno a los 250.000 millones de euros.

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