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Reportaje:

Secuestradores de sus cuatro hijos

Detenida en España una familia huida de los servicios sociales británicos

Oficialmente no han sido exactamente unas felices vacaciones los días pasados por los Hayward en el sur de España. El matrimonio y los cuatro niños, de 12 a 3 años de edad, salieron a principios de febrero del Reino Unido huyendo quizá de sí mismos, o de la miseria que les había llevado a convertirse en secuestradores de sus propios hijos. En busca y captura desde el 1 de febrero, cuando padre y madre se llevaron a sus hijos del centro social en el que se encontraban recluidos, la aventura de los Hayward acabó la semana pasada, cuando fueron identificados y detenidos en su refugio español. Los niños están desde el pasado fin de semana en el Reino Unido. Los padres se encuentran en prisión a la espera de que la Audiencia Nacional dicte la orden de extradición al Reino Unido, según confirmaron fuentes de Instituciones Penitenciarias en Madrid. El marido ingresó el 1 de abril en la cárcel de Valdemoro y su mujer lo hizó un día después en la de Soto del Real.

La policía destacó en la descripción del padre uno de sus tatuajes que dice: "Nacido para perder"

Los Hayward podrían ser el espejo perfecto de los problemas de miseria y desarraigo social que tanto abundan en el Reino Unido. En marzo del año pasado, tras presentarse como sin techo ante los servicios sociales, se les asignó una vivienda en Underdale, una barriada de Shrewsbury, el condado de Shropshire, al noroeste de Birmingham. Es la Inglaterra profunda, la que padece desde hace años el declive de la economía manufacturera, nada que ver con la burbuja financiera de Londres.

La familia no hizo allí muchos amigos. Abundaron las denuncias por su comportamiento y poco después, en junio, los servicios sociales, alarmados por el aspecto dejado de los niños, decidió tomarlos a su cargo. Cada semana, los padres tenían derecho a ver a sus hijos durante una hora. Todo iba bien hasta que el 1 de febrero, cuando los niños llevaban doce meses en el centro, los padres llegaron tarde a su cita en la oficina de los servicios sociales en Talbot House, en la calle Mayor de Wem.

Tara llegó casi una hora tarde alegando problemas con el tren. Steven se presentó poco después. Los responsables sociales, ajenos a lo que iba a ocurrir, les permitieron pasar 10 minutos con los niños. La familia aprovechó las circunstancias para tomar las de Villadiego. Los seis huyeron poco antes de las dos de la tarde en un coche pequeño, quizá un Vauxhall Nova o un Peugeot 205 de color blanco. Veinte minutos después, la policía era alertada de la desaparición y dio la alarma en puertos y aeropuertos.

Pero sus pesquisas se centraron sobre todo en la ruta hacia la no muy lejana Irlanda, donde la madre mantiene relación con numerosos parientes. El 3 de febrero, dos días después de la fuga, un juez permitió a la policía la identificación pública de los padres para lanzar un llamamiento a través de la prensa local, con poco éxito. En Steven Hayward, de 33 años, la descripción policial destacó su marcado acento de los Middland y los diversos tatuajes que adornan sus brazos; sobre todo uno, particularmente irónico, en su brazo derecho: "Nacido para perder". De Tara Richards, de 35 años, el rasgo más subrayado por la policía fue "su aspecto desaliñado". De los niños, Tara (de 12 años), Tadhg (9), Charlie (5) y Sid (3), la policía destacó que hablan con marcado acento irlandés, sin duda por las raíces familiares de la madre.

El jueves 5 de febrero, la policía redobló sus llamamientos a través de Crimewatch, un programa de la primera cadena de la BBC que reconstruye con actores los casos delictivos más polémicos para recolectar pistas a través del público que ayuden a resolver los casos sin resolver.

La policía española confirmó ayer a este diario que la familia fue localizada entre Málaga y Granada hace quince días, si bien no concretó el lugar donde los Hayward se habían ocultado, informa David Espinós.

Los niños, según fuentes británicas, se encuentran de regreso al Reino Unido, afrontando las tristezas cotidianas tras lo que ellos, quizá, hayan vivido como unas vacaciones mientras la policía les consideraba víctimas de un secuestro. Pero no todos piensan igual. Tara Richards "es una buena madre", aseguraba Jackie Evans, una de las pocas amigas de la familia. "Ella sólo quería estar con sus hijos, como cualquier madre", dijo.

"Estamos encantados de que los niños se encuentren sanos y salvos", se congratuló ayer el inspector jefe Andy Rowsell, responsable de la investigación.

El matrimonio Hayward, junto a sus cuatro hijos.
El matrimonio Hayward, junto a sus cuatro hijos.

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