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Condenado a 18 años el asesino del líder ultra holandés Fortuyn

Los jueces conceden a Van der Graaf la oportunidad de rehabilitarse

Isabel Ferrer

El primer crimen político de la historia reciente de Holanda fue sancionado ayer con 18 años de cárcel. Wouter van der Graaf, asesino confeso del líder ultraderechista Pim Fortuyn, pasará ese tiempo en la cárcel porque los jueces consideran que no reincidirá y merece la oportunidad de rehabilitarse. La acusación, que calificó el asesinato de atentado contra el Estado de derecho, había pedido cadena perpetua sin limitación de tiempo.

"Después de evaluar todos los factores, consideramos que una condena a plazo fijo es lo más adecuado. El asesinato fue cometido con premeditación y sacudió el orden democrático establecido, pero no parece que el procesado vaya a reincidir y puede, por tanto, rehabilitarse", afirmó el presidente de la sala, Frans Bauduin, al anunciar el fallo. Sus palabras fueron recibidas con pitidos y abucheos por parte de los seguidores de la víctima, que acudieron al tribunal habilitado en un edificio con fuertes medidas de seguridad en la periferia de Amsterdam. Una vez fuera, continuaron silbando y lanzaron basura contra el vehículo que trasladó al condenado de vuelta a la prisión.

Entre los presentes se encontraba Simon Fortuyn, hermano de Pim, que criticó la sentencia con amargura. "No soy rencoroso, pero espero que el fiscal recurra la decisión. La verdad debe prevalecer", manifestó. Algunos partidarios del político desaparecido fueron menos cautelosos y propusieron "la horca" como un castigo más adecuado.

Van der Graaf, un ecologista radical de 33 años, abatió a tiros el pasado 6 de mayo a Fortuyn por considerarlo "un peligro para los sectores más vulnerables de la sociedad". Nunca quiso, aseguró, "disparar contra la democracia". La fiscalía había usado dicha metáfora para señalar que trató de frustrar los valores democráticos por medio de la violencia y merecía pasar el resto de su vida entre rejas. Según los psiquiatras que lo analizaron, el procesado es una persona intolerante y perfeccionista, pero también muy inteligente y consciente de sus actos.

Fiel a sus convicciones, Van der Graaf prefirió no derramar "lágrimas de cocodrilo" durante el juicio para mostrar un arrepentimiento que le hubiera valido tal vez una reducción de la pena. Dijo lamentar lo ocurrido y admitió que no volvería a hacerlo, pero le preocupó más el futuro de su familia que la pérdida sufrida por los Fortuyn. También repitió que no vio otra salida que apretar el gatillo ante la amenaza representada por su víctima. Llegó a comparar a Fortuyn con Hitler por su vertiginosa popularidad.

Koos Plooy, el fiscal, dispone ahora de 14 días para considerar una apelación. Dado que los reos suelen cumplir en Holanda dos tercios de la condena impuesta por los jueces, Van der Graaf podría salir libre hacia el año 2014. Una posibilidad "chocante" para la Lista Pim Fortuyn, que calificó de "escasa" la pena impuesta. Plooy evitó pronunciarse sobre sus intenciones, pero dijo no sentirse del todo "insatisfecho" con la tesis del tribunal.

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