El PSOE "quiere creer" al presidente, pero los hechos le hacen desconfiar

El PSOE continúa con la guardia alta con respecto a las intenciones que pueda albergar el presidente estadounidense, George W. Bush, sobre Siria. Las palabras tranquilizadoras que ayer pronunció en Polonia el presidente del Gobierno, José María Aznar, negando que EE UU quiera emprender otra guerra, tampoco convencen del todo al PSOE.

La cadencia de declaraciones del presidente del Gobierno durante más de dos meses, que no fueron rotundas hasta que se produjo el ataque contra Irak en la madrugada del 19 de marzo, impiden a la dirección del PSOE creer a pies juntillas lo que Aznar dijo.

"Me gustaría creer al presidente del Gobierno, pero los acontecimientos que hemos vivido con Irak, su propia actuación, no nos lo permiten; lo siento, pero el presidente Aznar ha participado sin titubear en todo lo que ha querido Bush". Esta es la primera respuesta oficial del PSOE al pronunciamiento de Aznar, expresada por el secretario de organización del PSOE, José Blanco.

El PSOE estima que el presidente del Gobierno, José María Aznar, ha acreditado "su seguimiento sin titubeos a Bush", por eso no es ocioso, a juicio del PSOE, exigirle un requerimiento claro. "Queremos una declaración rotunda de que el Gobierno de España no apoyará una intervención militar de Estados Unidos en Siria", dijo Blanco.

Preguntas en el Parlamento

Este requerimiento no quedará en el aire sino que el PSOE lo trasladará al Parlamento nada más reanudarse las sesiones, a través de preguntas parlamentarias e interpelaciones. Para entonces habrán pasado unos días y se apreciará cuál es la actitud de Estados Unidos con respecto a Siria.

En la dirección del PSOE, no obstante, se acogió con cierta inquietud el hecho de que el presidente del Gobierno ayer en Polonia dedicara buena parte de su parlamento a arremeter contra el PSOE y su supuesto interés en que haya otra guerra para poder criticar al Gobierno que él preside. Blanco, y otros miembros de la ejecutiva socialista, horas después de esta declaración y al leerla en su tenor literal, se preocuparon más que al mediodía cuando hicieron una primera consideración. El hecho de que Aznar volviera los ojos hacia el PSOE se antojó a los socialistas como una forma de desviar la atención y no adentrarse demasiado en las posibles intenciones de EE UU.

"Se nos dijo que había que atacar Irak porque tenía armas de destrucción masiva y químicas y por sus relaciones con el terrorismo internacional y con Al Qaeda. El presidente del Gobierno también dijo que no habría guerra sin resolución de Naciones Unidas; nada de eso se comprobó y hubo guerra", rememoró Blanco antes de reiterar sus dudas sobre las palabras de Aznar.