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Londres y Dublín exigen al IRA un compromiso final con la paz

Los Gobiernos británico e irlandés negocian una declaración

La pelota está en el tejado del Ejército Republicano Irlandés (IRA). En un diálogo inusitadamente público entre ambos Gobiernos y el brazo armado de los republicanos del Sinn Fein, los primeros ministros de Irlanda y el Reino Unido hicieron saber ayer que están a la espera de recibir "clarificaciones" del IRA antes de publicar la esperada declaración conjunta que permita reactivar el proceso de paz.

El objetivo pasa por restablecer la autonomía de Irlanda del Norte y dar por acabada la guerra que enfrenta en el Ulster a católicos proirlandeses y a protestantes probritánicos desde finales de los años sesenta.

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Es una más de esas alambicadas crisis políticas en Irlanda del Norte que, de tanto repetirse, han acabado por hacerse rutinarias y provocar el desinterés y el alejamiento de la población, cada vez más desengañada con el proceso de paz. Quizá por eso mismo esta vez puede ser la definitiva.

La actual crisis empezó a cuajar hace siete meses, cuando Londres suspendió la autonomía tras hacer públicos varios supuestos casos de espionaje del Sinn Fein en las oficinas del Gobierno británico en el Parlamento de Stormont, la Asamblea autónoma. En realidad, era la cristalización de meses de tensión política y violencia callejera por los asuntos pendientes. Mientras la violencia paramilitar sigue provocando víctimas en ambos bandos, el IRA aún no ha desmantelado todos sus arsenales ni declarado el final de la guerra. Y su brazo político, el Sinn Fein, está en el Gobierno autónomo -ahora en suspenso-, pero sigue sin aceptar como propia la policía ya reformada de Irlanda del Norte. En el otro lado de la balanza, los republicanos demandan más reforma policial, la transferencia de la justicia y la desmilitarización.

Son esos aspectos, entre otros, los que podían haber quedado zanjados con el documento conjunto que el primer ministro Tony Blair y su homólogo irlandés, Bertie Ahern, iban a publicar el pasado jueves en Belfast, cinco años después del histórico acuerdo de Viernes Santo del 10 de abril de 1998 y apenas 48 horas después de la visita del presidente de EE UU, George W. Bush.

Pero el IRA no hizo llegar a Blair y Ahern las garantías suficientes de que la declaración conjunta sería saludada con un gesto histórico y éstos decidieron aplazar la declaración del jueves. El domingo por la noche, el IRA hizo llegar una nueva propuesta, al tiempo que hacía público un comunicado más sucinto. Ayer, Londres y Dublín pidieron más "aclaraciones" antes de desbloquear el contencioso. El ministro para Irlanda del Norte, Paul Murphy, confirmó que siguen a la espera de esas puntualizaciones y que la declaración conjunta exige tener "absoluta claridad" sobre una respuesta que dé paso a un silencio de las armas "real, total y permanente".

David Trimble, a la salida del Parlamento de Stormont.
David Trimble, a la salida del Parlamento de Stormont.ASSOCIATED PRESS

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