El Rayo y el Athletic naufragan en Vallecas

En Vallecas, ver fútbol, lo que se dice fútbol, no es muy frecuente. Es habitual, sin embargo, ver a la pelota moverse, alocada, sin dirección aparente por el espacio aéreo del reducido campo vallecano. Patadas al aire, derroche físico, voluntad... De eso sí hubo ayer en Vallecas, como siempre. Pero fútbol, lo que se dice fútbol, muy poco. Un gol del Athletic de rebote y una jugada individual de Camuñas que originó el empate del Rayo. Poco más.

El Athletic cogió a la primera la idea: mucho esfuerzo, quitarse el balón de en medio, y algún jugador que la toque un poco de vez en cuando. En el Rayo, los buenos son Míchel y Cembranos. En el Athletic, Yeste. Ninguno hizo apenas nada y cedieron el protagonismo al futbolista modelo ratoncillo travieso. En el Rayo, Peragón. En el Athletic, Ezquerro.

Peragón consiguió conectar con Bolo en algunas ocasiones. Bolo, un delantero bastante desconcertante, las desperdició todas. Una de ellas, en el minuto 10, fue la mejor ocasión del encuentro. El ariete se quedó completamente solo ante Aranzubía. Su solución a la jugada fue una vaselina fallida que cayó mansa en las manos del portero. Unos minutos más tarde, un centro raso desde la derecha del lateral Mario llegó hasta la bota derecha de Bolo. El delantero rayista consiguió dar una patada al aire y no tocar la pelota, que llegó hasta Julio Álvarez. El interior gallego disparó al bulto y le dio a Karanka. En el segundo tiempo fue Bolic el que desaprovechó una oportunidad inmejorable ante Aranzubia. El bosnio, en lugar de chutar, chocó contra el portero del equipo bilbaíno. El Athletic también tuvo alguna ocasión. Ezquerro dispuso de un mano a mano con Segura que el meta rayista sacó con el pie. Poca cosa. Poco fútbol. Y el Rayo, a pesar del empate, se queda por los suelos de la Liga.