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Cruz Roja promueve en Almería una campaña "positiva" sobre inmigración

Un centenar de temporeros habita un invernadero en Níjar

La oficina de Cruz Roja Española en Almería comenzará el domingo una campaña que, bajo el lema Tenemos un futuro que compartir. Nos necesitamos, persigue sensibilizar a la población "en general" sobre los aspectos positivos de la inmigración. La "falta de entendimiento" y conocimiento detectado por la ONG entre la población autóctona y los inmigrantes residentes en Almería ha propiciado el proyecto.

Cruz Roja ha integrado la campaña en el programa de atención social a inmigrantes que desarrollan Almería capital, Roquetas de Mar, La Mojonera, El Ejido, Vícar, Campohermoso y San Isidro. La iniciativa persigue, mediante el desarrollo de actividades diversas, dar a conocer las distintas culturas existentes en la provincia y concienciar a la población de la necesidad de un entendimiento mutuo para corregir los problemas relacionados con la inmigración: acceso a la vivienda, educación, empleo, integración social y condiciones higiénico-sanitarias.

Teatro infantil, una carrera popular, un certamen de creatividad y convivencia, participación en encuentros culturales y una exposición itinerante son algunas de las actividades que irán acompañadas de una amplia campaña publicitaria. "Económicamente hablando, nosotros recibimos mucho más de los inmigrantes que ellos de nosotros. Frente a los 7.000 millones que el erario público les da, ellos nos dan unos 24.000 millones", dijo el presidente de Cruz Roja en Almería, Carlos Jover, durante la presentación de la campaña.

Como actividades previas a la iniciativa, que se prolongará durante todo el año, Cruz Roja ha celebrado reuniones con colectivos de inmigrantes para incluir actividades propias de cada uno de ellos en el proyecto. También se ha fomentado la participación de las asociaciones de inmigrantes y la captación de voluntariado de todos los sectores de población.

Entre las actividades previstas destaca la que se desarrollará durante los meses de junio a agosto. Un autobús cuyo exterior irá decorado con motivos alusivos al tema de campaña recorrerá las playas de la provincia en esas fechas. También, y como acercamiento a los jóvenes, Cruz Roja se acercará hasta las plazas y calles del botellón para dar a conocer la presencia inmigrante en la provincia con grupos de música.

Encuentro

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El broche final que cerrará el proyecto tendrá lugar a final de año con un encuentro intercultural de todos los colectivos e instituciones implicados. En esa última cita se realizará una degustación de comidas típicas de cada país participante, juegos entre los niños y niñas asistentes e intercambios musicales y de folclore de cada pueblo. "Acciones como ésta darán a conocer la realidad actual de la población inmigrante que vive y trabaja con nosotros. Mediante el conocimiento de sus costumbres y las nuestras se conseguirá una mayor aceptación por ambas partes", defiende Cruz Roja.

La campaña de la ONG coincide con una denuncia más de marginación de inmigrantes. Unas 120 personas de entre 18 y 50 años, todos hombres, viven en chabolas que ellos mismos han construido en el interior de un invernadero abandonado en el núcleo de San Isidro en Níjar (Almería), dijo un portavoz del colectivo.

Los inmigrantes están en este invernadero gracias a la "generosidad" del propietario, que les deja quedarse en este espacio de 500 metros cuadrados. "De vez en cuando se pasa y nos trae comida, como el cura de Níjar, el padre Eugenio", aseguró.

La mayoría de los inmigrantes vinieron de Mali y de Ghana para buscar trabajo, pero alguno de ellos lleva más de año sin encontrarlo, aunque entre este grupo haya mecánicos y maestros de escuela.

Dicen que han intentando buscar empleo en los invernaderos de la zona porque están cansados de vivir así, pero aseguran que los empresarios no les quieren contratar porque no tienen papeles, aunque algunos aseguran que los están tramitando.

Mientras tanto, viven del dinero que trajeron cuando vinieron a España, pero la mayoría no tienen nada y ya ha pedido a sus familias que les envíen algo. "Comemos de lo que sacamos de la basura de los contenedores", aseguró la fuente. Además, no tienen ni luz, agua, ni colchones donde dormir y lo hacen en cartones en el interior del invernadero, que está a 300 metros de la casa del alcalde de esa localidad.

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