_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Lo que hay

A pesar de un cielo y un sol espléndidos, por lo menos dos veces al día, cada vez que vemos el telediario (y eso sin contar cuando oímos las noticias en la radio o vemos la primera página de la prensa aunque sea en los kioscos), nos pesa un poco más el alma que baja escalones poco frecuentados, se nos olvida afilar el ingenio y se nos apaga el sentido del humor que nos caracteriza, nos revolvemos irritables, coléricos y desganados para atender a las ocupaciones cotidianas. Si no es una depresión se debe tratar de alguna otra alteración que presenta síntomas muy parecidos. En pleno bajonazo podemos sentirnos culpables hasta de lo que hayamos podido hacer u omitir y enterrado después en un olvido tan útil para esos menesteres, que no para otros. Inmediatamente después nos llegan otras noticias en las que procuramos sumergirnos porque nos lo pide el cuerpo, porque nos deben interesar y sabemos que nos interesarán dentro de un rato; tal como ocurre cada día con muchos otros temas diferentes, ya se refieran a la familia o a un desconchón de la pared. Queda todavía tiempo para manifestarse en la calle, y en otras ciudades lo encuentran incluso para actos de vandalismo. Así hasta que cese el motivo que ya se comprende que no puede ser otro que la invasión de Irak; eso si es que no dura mucho y nos habituamos antes. También es posible que nuestro malestar se prolongue, según estemos más o menos vulnerables.

Estas líneas responden a un afán por darle vueltas a un tema al que seguramente ya se le han dado todas las posibles. De lo que no cabe duda es de que todo lo que hemos visto, leído y oído, para bien y para mal, es lo que hay. O casi todo lo que hay.

Bien pensado, nunca puede estar una del todo segura. Pero si no fuera eso lo que hay, si hubiera otra cosa, a lo mejor tampoco tendríamos invasiones ni guerras, ni ningún Sadam, ni terrorismo ni vandalismo. Digo yo. Tampoco se puede confirmar. Es un decir y una ilusión; aunque reconozco la ingenuidad que albergan algunas esperanzas a una edad más que madura.

Si con el dolor sabemos que estamos vivos, con la ilusión somos capaces de creernos inmortales. También creo que esa es la suerte que tenemos.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_