"Sólo es un golpe en la rodilla"

Parecía que en aquella carrera devastadora, Fernando Alonso sería uno de los pocos en librarse del accidente. Pero en la vuelta 55ª le tocó el turno, como antes les había tocado a otros 11 corredores. Tras embestir la rueda que había escupido el coche de Webber, el Renault del español cruzó la pista de un lado a otro y se estrelló contra las dos protecciones que bordean el asfato. Consiguió Alonso abandonar el vehículo, que había quedado destrozado, por su propio pie, pero en cuanto pisó el suelo se echó la mano a la pierna izquierda. Tenía un fortísimo dolor en ese lado y, cojeando, se acercó al muro, donde se dejó caer.

Una ambulancia le trasladó al hospital del circuito y allí la confusión, como corresponde a una carrera que fue una locura, se hizo presente. Un fornido guardia jurado vetó el acceso de Adrián Campos, mánager del piloto asturiano, a la sala en la que permanecía su corredor. Campos, visiblemente nervioso, iba acompañado de Alejandro Agag, yerno del presidente del gobierno, José María Aznar, y fue tranquilizado minutos después por Flavio Briatore. Éste, junto a Bernie Ecclestone, patrón de la fórmula 1, había podido hablar con los médicos que atendieron en primera instancia a Alonso.

Michael Schumacher se había quejado del circuito y abandonó por primera vez tras 24 grandes premios

Briatore, director de la escudería Renault, le comentó a Campos que el estado de Alonso era bueno aunque, con gestos, añadió que tenía algún tipo de problema en la rodilla izquierda. Minutos después Alonso fue trasladado en helicóptero al hospital Sao Luiz en Morumbí, una barriada de Sao Paulo, donde los médicos prosiguieron efectuándole radiografías para comprobar el alcance de las lesiones que sufrió y que en principio no revisten mayor importancia. El primer parte emitido por el hospital fue escueto, aunque revelaba que Alonso se encontraba "estable" y "consciente". Los médicos le aconsejaron, no obstante, que, como medida de precaución, desistiera de su intención de tomar el avión en el que tenía previsto trasladarse a Londres y que debía partir de Sao Paulo, a las once de la noche, hora brasileña, cuatro de la madrugada hora peninsular española.

"Es sólo una medida de precaución", explicó anoche José Luis, el padre del corredor, a este periódico; "sólo tiene un golpe en la pierna y unos pequeños cortes en el pie izquierdo". El terrible impacto que se dio Alonso aconsejó que permaneciera hospitalizado al menos 12 horas "Ahora está muy bien, pero en golpes tan terroríficos como el que se dio pueden aparecer impactos neurológicos o del miocardio que no se manifiestan de inmediato", explicaron fuentes hospitalarias.

El de Fernando Alonso fue el último episodio de gravedad que se produjo en un Gran Premio repleto de ellos. Todas las imágenes que se sucedieron durante la carrera demostraron los estragos que había causado un circuito que no parece preparado para empresas de esta envergadura. Y mucho menos si la lluvia multiplica el peligro, como ocurrió ayer. Ya el pasado viernes, varios pilotos, con el jefe, Michael Schumacher a la cabeza, advertían de los problemas que podrían producirse si la lluvia arreciaba durante la carrera. La organización hizo caso omiso a la queja de los pilotos.

Pero que el circuito de Interlagos no está preparado lo reconoce incluso, Max Mosley, presidente de la Federación Internacional de Automovilismo, que sin embargo tiene clara la razón por la que es obligatorio que este escenario siga en el calendario del deporte que más dinero mueve en el mundo, y que este año tendrá un coste aproximado de 1.982 millones de euros. "Sé que es un circuito malo, pero es el único que tenemos en Suramérica", declaró Mosley hace unos días.

Pues ese circuito, el único que al parecer hay en Surámerica, provocó ayer una escabechina de la que ni siquiera se libró Michael Schumacher, que habrá multiplicado sus quejas tras abandonar la carrera en la vuelta 27, al salirse en la curva Chico Landi, la misma que se tragó a otros cinco corredores. Schumacher abandonó un gran premio después de 24 carreras sin hacerlo. Como también lo hizo su compañero Rubens Barrichello -aunque en su caso no hubo accidente, sino que el coche dejó de funcionar cuando lideraba la prueba-. De este modo, Ferrari se quedó, 53 carreras después, sin pisar el podio. Pero sus corredores, al menos, salieron indemnes de una carrera caótica, que vio coronarse por segunda vez consecutiva a Kimi Raikkonen, mientras Alonso, que se ha colocado tercero en la clasificación general -con 14 puntos, a sólo uno de Coulthard y a 12 de Raikkonen- disfrutaba de su proeza en la cama del hospital.