La convergencia europea plantea un futuro incierto a los diplomados en Empresariales
Los representantes españoles de la diplomatura acaban de clausurar su congreso en Valencia
El congreso de estudiantes de Empresariales clausurado el fin de semana en Valencia puso en evidencia la incertidumbre que plantea a los estudiantes y diplomados universitarios el proceso de convergencia europea en marcha, que pondrá patas arriba la actual estructura de titulaciones. "La diplomatura desaparecerá", señaló el profesor Ángel Ortí, coordinador del programa de doble titulación de la Facultad de Economía de Valencia, "puesto que habrá un título único". Lo que no está tan claro es si dicho título único, que englobaría tanto a esta diplomatura como a la licenciatura de A.D.E., tendrá una duración de tres o de cuatro años o, lo que es lo mismo, 180 o 240 créditos (los futuros ETCS europeos). Es una cuestión en debate que afecta a todas las carreras, como también se puso de relieve en el congreso de ADE celebrado la semana anterior en Badajoz, pero singularmente a las actuales carreras de ciclo corto. "La cuestión de si será preferible una carrera de 3 años de grado y 2 de postgrado o, por el contrario, 4 y 2, fue uno de los temas estrella del congreso de Badajoz", reconocía Pau Recuenco, vicedecano de Estudiantes de Economía en la Universitat de València que asistió a este encuentro.
La configuración del espacio europeo de educación superior ha planeado sobre los debates del congreso de ANREDE (Asociación Nacional de Representantes de Estudiantes de Empresariales) celebrado en Valencia, que tienen tras de sí unos 100.000 estudiantes de toda España. En la ponencia inaugural del congreso, el Vicerrector de Estudios de la Universitat, Javier Escribá, planteó otras cuestiones que están por decidir: ¿optar por uno o dos títulos del área económica? (De ser dos, se trataría de una carrera de Economía y otra de Empresa). ¿Será preciso tener el postgrado para hacer el doctorado? ¿Quién habilitará profesionalmente, las universidades, los colegios profesionales...?
Cuestiones todas abiertas pero que en algunos casos empiezan a decantarse. La mayoría de las universidades españolas están más por un título de grado de 4 años que de 3, salvo un sector encabezado por Cataluña que apuesta decididamente por la segunda opción. Para los actuales diplomados en Empresariales y aquellos que acaben antes de la puesta en marcha de los futuros títulos de grado, "existe un temor por si el grado no se equipara automáticamente a la actual titulación", reconoce Alejandro Chornet, uno de los coordinadores del congreso.
El congreso de ANREDE fue una muestra de cómo el sector estudiantil empieza a hacerse preguntas e intervenir en el debate sobre la definición del espacio europeo de educación superior, si bien una de sus conclusiones fue la de "no adelantar acontecimientos" en espera de una mayor concreción del proceso iniciado en Bolonia en 1999 y que tiene su próxima cita en septiembre en Berlín. En todo caso, amén de la dimensión del futuro título de grado que sustituirá a la actual diplomatura, por un lado, y de las consecuencias que tendrá sobre los titulados con los planes de estudio actuales, el otro aspecto que suscitó el interés de los representantes estudiantiles es el de "las atribuciones profesionales de los diplomados una vez introducida la reforma". Pero en este aspecto, el decano de la Facultad de Economía de la Universitat de València, Enric Villarreal, arrojó alguna luz en la inauguración del congreso: "Empresariales goza de partida de una situación de ventaja comparativa", aseguró, "puesto que tiene un perfil profesional acorde con lo que el diseño de Bolonia tiene previsto para los títulos del futuro". Por otro lado, Villarreal también señaló que la integración de diferentes titulaciones actuales en un mismo centro que se requerirá con la agrupación de títulos, no plantea problemas a universidades como la de Valencia, puesto que todas las carreras afines están ya integradas en la Facultad de Economía.Según avanzó el profesor Ángel Ortí en la inauguración del congreso de representantes de Empresariales, aunque habrá que "retocar" los planes de estudio de esta diplomatura, en líneas generales se "adaptan bastante" a los cambios en ciernes, según se deduce del seguimiento del grupo de trabajo Tuning que se ocupa de este área de conocimiento. Una observación de interés, puesto que el proyecto Tuning trata de anticiparse a los cambios previstos en el proceso de convergencia del espacio europeo de educación superior. Por otra parte, Ángel Ortí quitó hierro a las incertidumbres que plantea para los estudiantes y futuros titulados de Empresariales la reforma que exige la convergencia europea: "Mayor problema supuso el paso de las escuelas de comercio a las escuelas universitarias de estudios empresariales", dijo en referencia al cambio que se produjo en los setenta.
En todo caso, a lo largo del congreso se puso de relieve la necesidad de una mayor información en el alumnado, o al menos en sus representantes, para profundizar en las consecuencias previsibles que la convergencia europea tendrá sobre las distintas titulaciones. Y de que, como dijo Joan Enric Úbeda, delegado de Estudiantes de la Universitat de València y también alumno de la Facultad de Economía, "nuestras opiniones sobre los planes de estudio sean tenidas en cuenta". Temas también de reflexión fueron la situación de los diplomados de Empresariales en la función pública, por un lado, y la participación y el asociacionismo por otro. En el primer caso, a los delegados les preocupa "el problema que supone que para mejorar la retribución en la función pública haya que cambiar de puesto y función", lo que "provoca un exceso de movilidad". Tampoco este campo escapa a las repercusiones del proceso de Bolonia, ya que, como subrayó Ángel Ortí, "requerirá una reclasificación de puestos de trabajo", actualmente establecidos como A y B para los titulados superiores y medios.
En el campo de la participación, se constató, una vez más, la inhibición de los estudiantes en los procesos electorales, aunque el actual momento de implicación en "movimientos sociales generalizados es positivo para dar a conocer las posibilidades participativas en la universidad" e incrementar "participación en los órganos de gobierno y representación". En este mismo espíritu, el presidente de ANREDE, Miguel Lucas, había ido más lejos en su alocución inaugural, apostando como estudiante de Empresariales por "no sólo gestionar recursos financieros, sino también influir en el modelo de sociedad".
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