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DOBLE HOMICIDIO EN EL HOSPITAL

El novio de la médica fallecida denunciará al hospital por negligencia

Asegura que los jefes del hospital conocían que la agresora es esquizofrénica

Más información
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El director médico de la clínica de La Concepción, Manuel de Oya, antes de comparecer ante la prensa.
El director médico de la clínica de La Concepción, Manuel de Oya, antes de comparecer ante la prensa.CLAUDIO ÁLVAREZ

Histeria en los pasillos

La escena del doble homicidio de ayer recordaba a una película de terror. Pasillos llenos de sangre en la unidad de Reumatología, personas histéricas y muchos nervios. Las enfermeras y las médicas se abrazaban e intentaban consolarse tras haber vivido cómo mataban a una compañera y a una de las pacientes.

Muchos trabajadores no podían ocultar su nerviosismo, que derivó en histerismo en algunos casos. La falta de información sobre el estado de los heridos acrecentaba aún más el desasosiego de los empleados. Se prohibió la entrada de personas extrañas para vivir esos momentos tan duros en solitario. Caras enrojecidas, jóvenes con los ojos inyectados en sangre y deambular de personal en bata blanca sin un cometido definido. "No me lo puedo creer. Pero si era tan maja...", sollozaba una enfermera que no pudo terminar la frase. Se abrazó fuertemente a una compañera y se refugió en su hombro. Casi estuvo a punto de perder el conocimiento. "Esto es un horror que jamás se nos olvidará", susurraba su compañera, que la asió por la cabeza, en actitud maternal.

A los pocos minutos de haber ocurrido el sangriento suceso, subieron de la cafetería una jarra llena de tila, que fue repartida entre las mujeres que estaban dentro de la unidad de ventiloterapia. "Hasta que no os toméis esto, tenéis prohibido ir por la zona de quirófanos y de la UCI", espetó una de las responsables del área. Al abrir la puerta, se pudo ver a dos personas sentadas en dos mesas de oficinas prácticamente en estado de shock.

Al poco llegaron tres limpiadoras que, perplejas ante tanta sangre, quisieron ponerse a limpiar. Pero apareció un alto mando de la policía y ordenó que despejaran la zona. Tenían que llegar los especialistas de la Brigada de Policía Científica y de Homicidios para tomar fotografías del lugar y para iniciar las diligencias por el doble homicidio.

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