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Reportaje:

La Cabra Mecánica va al instituto

El grupo que triunfa con la canción 'No me llames iluso' participa en Popalcole, la campaña divulgativa de la SGAE

"¿Habéis comprado alguna vez discos en el top manta?". La respuesta fue unánime: "Siiií". Lo corearon ayer cerca de los 600 alumnos del Instituto de Enseñanza Secundaria Virgen de la Paloma. La pregunta salía de boca de Pedro Ferrá, director de la Oficina de la Propiedad Intelectual, de la SGAE (Sociedad General de Autores y Editores). Un chasco. Ferrá acudía a ese centro para concienciar a sus alumnos de los males de la piratería discográfica. Se llevó a un artista para apoyarle en su mensaje: Lichis, el carismático cantante de La Cabra Mecánica. Con él quiso que su campaña resultase más creíble. No se sabe si convenció a los estudiantes, pues muchos de ellos manifestaron que mientras los precios de los discos oficiales "sigan siendo tan caros", muchos de ellos seguirían "comprando en el top manta", aun a sabiendas de que "sin querer" se perjudica a artistas como Lichis.

"Tengo una paga de 20 euros semanales", dijo una de las muchachas que tomó la palabra: "Sólo me podría comprar un disco, pero en la manta, por ese dinero podría comprarme diez".

Aunque no le gusta que le llamen iluso, según dice en su última canción, Lichis, el cantante de La Cabra Mecánica, llevó la ilusión a esos alumnos del instituto La Paloma que al mediodía de ayer abarrotaron su salón de actos y que al parecer nutren el negocio de los manteros y toda la red pirata. La charla que Lichis, junto a Pedro Ferrá, les dio, y su posterior actuación, se engloba en el programa Popalcole, con el que la SGAE pretende llevar por los institutos y colegios de la Comunidad de Madrid, además de una campaña contra la piratería discográfica, un intento para que los jóvenes conozcan de boca de sus protagonistas las vicisitudes por las que pasan los artistas, con sus miserias y grandezas, desde el momento que deciden dedicarse a componer canciones y dedicar a ello su vida.

Lo que intentó explicar Lichis, lo harán en días sucesivos y en otros centros escolares Tontxu; Marta Botía, de Ella Baila Sola, y Carlos Jean, además de la obra de teatro y música Historia de un percusionista, que se representará el sábado que viene en el teatro Lara a las 12.00 y a las 16.00 (6 euros; entradas, en FNAC).

Tras un rotundo "Buenos días, compañeros del metal", a modo de saludo, quiso Lichis transmitir a los estudiantes su preocupación por el top manta, aunque advirtió de entrada que cuando hace ese tipo de comentarios contra la piratería "al final termina a hostias con todo el mundo". Incidió, no obstante, en que una bajada de precios de los discos "iría bien para que todos entendiéramos la música como un arte, más allá de un negocio". Se arrancó por rumbas Lichis tras las preguntas. "Cómo se reparten los beneficios de un disco", dijo uno. "Un 10% para mí, y otro 10%, para la discográfica", contestó Lichis. "¿Y el resto?". "Bueno, se va en promoción, distribución, marketing, publicidad...".

Pero Lichis no pudo con Caramelos, la rumba inicial: "A estas horas no hay quien cante", quiso justificarse. Lichis cambió de repertorio, agarró la guitarra y atacó una canción más suave "para ir calentando la voz". Al rato, se atrevió por rumbas y la parte más animada de su repertorio. Mientras descargaba los estribillos de La novia del marinero, ocho voluntarios se acercaron al escenario a coger cada uno una letra con la que compusieron la frase "No guerra". Lichis aprobó el gesto de los jóvenes y dijo: "Sí, a hacer el amor". Un poco antes les había dicho que la vida de un músico, a pesar de que tenía muchos compañeros que "habían muerto de hambre o de cirrosis, merece la pena". "Hemos reído, comido y follado con la música. Es nuestra banda sonora. Si hay que bajar los precios de los discos, que se bajen, pero no es la solución a la piratería. Por muy hijas de puta que sean las discográficas, al menos me dan algo de los discos que venden míos para poder seguir en esto. Lo piratas no me dan un duro de todo lo que venden", dijo.

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