El golf hace furor
La 'democratización' de este deporte lo ha convertido en el de mayor crecimiento en el País Vasco
No hay un deporte que crezca más en el País Vasco, y en el resto de España, que el golf. Cada año, el número de practicantes aumenta en torno a un 10% y no se frena. La federación española ha visto cómo en sólo cinco años se ha duplicado el número de licencias, hasta llegar a las 220.000. En el País Vasco, la proporción es semejante, e incluso superior ya que, con un total de 13.045 federados a finales del año pasado (de ellos, 2.069 incorporados durante el mismo 2002), es la quinta comunidad con más golfistas, pese a su menor peso demográfico. Sólo le superan Madrid, Cataluña, Andalucía y la Comunidad Valenciana.
El fenómeno es imparable. Pero, además, se han posibilitado ganchos que han atraído al gran público y que han democratizado el golf. En 1994, se inauguró el complejo Izki, en la Montaña Alavesa. Fue el primer campo público de España con dimensiones oficiales. Se divide en dos partes: un campo de 18 hoyos en Urturi, diseñado por Severiano Ballesteros, y otro de nueve hoyos en la localidad vecina de Lagrán, que ahora se remodelará ganando diez hectáreas de terreno. Las obras se han adjudicado sobre un diseño realizado de nuevo por Ballesteros, y para mediados del año próximo ya se podrá utilizar. Izki ha quedado totalmente saturado, con unos niveles de asistencia (50.000 visitas) equiparables a algunos campos de la Costa del Sol.
Siguiendo con esa idea de extender el golf a toda la sociedad y ahuyentar los tópicos elitistas, se está ejecutando el segundo campo público vasco en La Arboleda, un proyecto de 18 hoyos y otros nueve para prácticas que pretende regenerar la antigua zona minera vizcaína. En ese sentido, el golf se ha revelado como un elemento válido para mejorar la economía local. En Izki, por ejemplo, dentro del complejo se han creado 50 puestos de trabajo y ha incentivado la industria turística del lugar. Por eso empiezan a surgir nuevos proyectos. En Vitoria se ha desatado una carrera por construir el próximo campo. Aunque aún están poco maduros los proyectos, el Ayuntamiento pretende levantar uno público junto a las instalaciones deportivas de Gamarra, mientras que en el nuevo barrio de Zabalgana compiten el Deportivo Alavés y la Caja Vital por hacer otro privado.
Mientras se construyen nuevos complejos, los aficionados al golf están saturando los nueve campos que existen en este momento en Euskadi: cuatro en Guipúzcoa, dos en Vizcaya y tres en Álava. En total, suman 135 hoyos. "No se corresponde la cantidad de licencias con el número de campos que tenemos", constata Carlos Roca, gerente de Izki Golf, quien asegura que las instalaciones actuales no tienen capacidad suficiente para acoger toda la demanda existente. Por eso, hay aficionados vascos que acuden a otras comunidades, sobre todo a Cantabria.
La diferencia entre los campos públicos y los privados no reside en la cuota mensual, que puede rondar los 60 euros, sino en la inscripción inicial. En algunos clubes puede situarse en los 6.000 euros e incluso llegar hasta los 60.000 a fondo perdido. Ahí sí que el acceso a los campos privados no está permitido a cualquier bolsillo. Pero no existe competencia. "Muchos de los jugadores que nosotros creamos", explica Roca desde su gerencia de un campo público, "luego deciden asociarse a un club privado". Pero el golf ya ha dejado de ser un deporte reservado para unas minorías.
Olazábal y alguno más
Si hay que identificar el golf vasco con algún nombre, no hay ninguna duda: José María Olazábal. El campeón de la chaqueta verde del Masters de Augusta sigue adelante entre los mejores, aunque sus lesiones le impiden periódicamente rendir al máximo.
Actualmente ocupa el séptimo puesto en ganancias del European Tour, con 8,2 millones de euros. En el ránking mundial, es el 54º jugador y el décimo europeo. Sólo Sergio García le supera entre los españoles.
El guipuzcoano es la cabeza visible de los profesionales que viven de este deporte en Euskadi. Hay alguno más, aunque no tan conocidos.
A su sombra está otro guipuzcoano, Jesús María Arruti, el 433º del mundo, quien ocupa el decimonoveno lugar en el Challenge Tour, con 6.800 euros en premios. En el recién terminado Open de Madeira empezó como líder y acabó en el puesto undécimo.
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