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DEFENSA

Paradojas de las hazañas bélicas

La intervención militar no mejora las expectativas de las empresas

Al margen del resultado final de la guerra, los inversores en las principales compañías de armamento de Estados Unidos están siendo derrotados claramente en la Bolsa. En lo que va de año, sus cotizaciones parecen no encontrar el suelo. Ya no se necesitan inversiones en sistemas de defensa como durante la guerra fría, y en este caso el enemigo es demasiado débil según los analistas, por lo que no va a requerir grandes esfuerzos armamentísticos. Además tras la llegada al poder de George W. Bush, como ocurrió en la era Reagan, estos valores se dispararon a niveles muy altos, que se han consolidado tras el 11-S, pero que se han demostrado excesivamente elevados. Entre los argumentos que barajan los analistas para explicar este fenómeno se encuentra el temor a un déficit ya excesivamente elevado que va a permitir pocas alegrías con los gastos militares.

La industria de defensa se comporta en esta crisis como cualquier sector industrial y acusa los efectos negativos del conflicto

El panorama entre las nueve empresas que componen el índice sectorial de Standar & Poors dedicado a este sector es deprimente. El pasado día 11 de marzo frenó una caída libre iniciada en los primeros días del año cuando se situaba por encima de los 200 dólares. Desde entonces se mantiene en torno a los 166 dólares.

En España los últimos datos económicos sectoriales de que se dispone son del ejercicio correspondiente a 2001 y reflejan una evolución positiva que se ha mantenido el último año, según fuentes del sector, en la práctica totalidad de los subsectores que componen la industria de defensa. En unos casos el crecimiento se debe a la demanda doméstica -la estabilidad presupuestaria de los últimos años ha permitido a la industria estabilizarse y alcanzar una dimensión competitiva y en consonancia con las necesidades nacionales-. En otros casos se debe al exterior, donde se compite cada vez con más éxito en determinados nichos de mercado.

En cuanto a las repercusiones de la guerra de Irak, tampoco las tienen todas consigo las empresas españolas del sector. Según fuentes del mismo, cualquier situación de inestabilidad afecta negativamente a todos los ámbitos: social, político "y en lo que a nosotros afecta, el económico e industrial. La industria de defensa es sobre todo un sector industrial, y como tal acusa los efectos negativos del conflicto".

Rechazan la idea de que por el hecho de que se produzca una guerra las empresas de defensa se vean inmediatamente afectadas aumentando su producción.

Por el contrario, señalan que "una situación de guerra trae consigo una economía de guerra, que evidentemente no es la situación óptima para efectuar inversiones".

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